Punto de vista
Jóvenes Positivos
“El miedo, el desconocimiento, la vergüenza y una mala información me llevaron a tomar una decisión que en ese momento consideraba como ‘correcta’. Tener 17 años, estar embarazada de 3 meses y conocer mi diagnóstico de VIH, el cual fue revelado por un psiquiatra, quien me dijo: ‘Toda acción en la vida tiene una consecuencia, y la consecuencia en tu vida es que tienes VIH, ahora debemos atenderte bien para que el producto de tus acciones nazca negativo’, en ese momento todo se tornó en un laberinto, por un lado quería realizar todo lo necesario para que mi hijo nazca sin VIH; por el otro, una parte de mí no entendía por qué yo. ¿Cómo que VIH?, quería rendirme ante la vida, pero tenía un motivo para seguir.
Durante los 8 meses de embarazo siempre esperé un abordaje psicológico y social, más allá de la atención médica, la cual solo se limitaba a revisarme y darme antirretrovirales y vitaminas. En el último chequeo la ginecóloga me notifico la fecha para la cesárea y en ese momento me dijo: ‘Aprovechemos para realizarte la ligadura de trompas, considero que lo mejor para ti será no volver a tener hijos (…)’. Por mi cabeza solo pasaba: un niño necesita una mamá.
Meses después de ver crecer a mi hijo y con su resultado negativo, empecé a conocer sobre el VIH, mis derechos y me di cuenta de que la mayoría de ellos fue violentado: habían realizado la prueba sin mi consentimiento, sin una pre y posconsejería; entregaron el resultado a mi madre con una única frase: ‘Llévele al hospital público, ahí atienden a los portadores’, eso sumado a que mi diagnóstico fue revelado a mi familia y a mi expareja sin mi autorización y que me insistieron para realizarme la ligadura y quemadura total de las trompas de Falopio.
Después de aprender mucho, entendí que habría podido ser madre nuevamente, pero por la falta de información y la vulneración de mis derechos, tomé una decisión irreversible que en ese momento creí que era lo correcto”.
Esta es la carta de Barbie, una joven ecuatoriana con VIH. Su testimonio forma parte de ‘Había una vez…’, una iniciativa de Unicef, que tiene como objetivo llevar la historia de los jóvenes y adolescentes viviendo con VIH, a la sociedad y a los tomadores de decisiones para que puedan entender su situación, visualizar los desafíos a los que se afrontan, comprender que más allá de portar un virus, son adolescentes y jóvenes como los demás, con sus miedos y problemas, pero también con sueños y esperanzas para el futuro.
Barbie forma parte de la Red de Jóvenes Positivos de América Latina y el Caribe, y hace pocos días estuvo liderando el Primer Encuentro de Adolescentes y Jóvenes Positivos en Ecuador, con el afán de consolidar un espacio a nivel nacional para formar nuevos liderazgos, impulsar la participación de adolescentes y jóvenes que viven con VIH/sida en Ecuador, en temas referentes a juventud, derechos humanos, incluyendo los derechos sexuales y reproductivos con un enfoque de género, interculturalidad e intergeneracional.
Hoy en día, los avances en materia de VIH presentan una oportunidad sin precedentes para alcanzar una mejor calidad de vida. No obstante, todavía muchos adolescentes y jóvenes no conocen sobre estas oportunidades y sufren en silencio. Las historias como la de Barbie y espacios con la Red ayudan a los jóvenes a levantar su voz y hablar sobre las cuestiones que creen que son más importantes para sus vidas y son un llamado a las autoridades a tomar acciones y a promover políticas específicas para los niños, adolescentes y jóvenes viviendo y conviviendo con el VIH.