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La celebración del Inti Raymi llega para encender fuego de vida

Desde el 17 de junio se celebra la fiesta del Sol y la cosecha, pero hoy 23 será la gran fiesta del Sol con invitados de Bolivia, México y Perú. También se compartirá la chicha de jora.
Desde el 17 de junio se celebra la fiesta del Sol y la cosecha, pero hoy 23 será la gran fiesta del Sol con invitados de Bolivia, México y Perú. También se compartirá la chicha de jora.
Foto: Miguel Arévalo / El Tiempo
23 de junio de 2018 - 00:00 - Redacción El Tiempo

Al son del tambor entonan el “Hawahawalla, hawahawalla, hawahawalla, ha chiwa. Inti taitiku, killa mamita, pachamamita, ha chiwa”, y es con esta canción en quichua que invocan las energías del padre Sol, la mama Luna y del universo para iniciar el tradicional Inti Raymi.

Roberto Ochoa, conocido como Taita Rocki, está frente a la Cruz del Sur. Él mismo la preparó durante dos horas.

Usó granos blancos, rojos, negros y amarillos para dibujarla en el suelo del patio del Museo Casa de los Tratados de Girón. “La unión de estos granos muestra la unión de todos los pueblos”, explica el taita Rocki.

Cada esquina, son cuatro, es un portal que a su vez guarda un elemento de la naturaleza: el agua, el fuego, el aire y la tierra. “Todos son la Pachamama, y en esta época los incas agradecían por la cosecha, la abundancia que en su concepción venía del Sol. Para ellos este es el padre de todo lo que estaba sobre la tierra”, detalla.

Toma un tabaco, inhala, exhala una y otra vez hasta que lo enciende. Empiezan a llegar los vecinos del museo y los estudiantes del colegio Ciudad de Girón para presenciar el ritual milenario que se instaló como el principal en todo el Tahuantinsuyo.

Para los presentes, el Inti Raymi configura el dominio inca, el eje solar y el patriarcado andino sobre el matriarcado que reinaba con los cañaris.

Por cada elemento natural el taita hace una petición y le asocia con el ser humano. “El agua, que es femenina, pero que a su vez es dadora de vida, corre por mis venas o el fuego que vive en mi shungo y es el que me empuja y me da la energía de vivir”.

Aunque el Sol es el principal protagonista porque es una fiesta dedicada a él, el resto de los elementos también son mencionados y adorados porque es gracias a todos que hay vida.

En la época del Tahuantisuyo la celebración era diferente. El saludo a Inti era primordial y, aunque el pueblo presenciaba la fiesta, era exclusivamente del Inca que, se creía, era el hijo del Sol en la Tierra, explican los cronistas.

Ahora se apuesta por celebrar las bondades de la naturaleza, pero con el sentido de rescatar la cosmovisión andina, según explica la administradora del museo, Aída Abril, y es eso lo que quieren inculcar en la población de Girón. Así se da inicio a una serie de celebraciones al gran astro que se harán en Azuay y Cañar. El sábado en Ingapirca y Cojitambo, ambos en Cañar, se llevará a cabo esta festividad.

Para finalizar el ritual, taita Rocki pide a los participantes que crucen los brazos y se tomen de las manos para simbolizar el “dar y recibir” que es un principio andino del Sumak Kawsay, la práctica de una filosofía de vida.

Pampamesa y la chicha de jora
Tradicionalmente, las comunidades cañaris como Quilloac, Ingapirca y los habitantes de las faldas de Cojitambo tienen el principio milenario de compartir todo lo que cosechan.

Ellos no solo sacan de la tierra los alimentos, sino que los preparan y los sirven sobre un gran mantel que colocan encima de la hierba.

Mama Maricela Tacuri asegura que se come con las manos porque así era como lo hacían los antepasados y se hace así mismo como forma de respeto por sus tradiciones. También asegura que el hecho de que los alimentos estén sobre la tierra simbólicamente representa que vuelven a su lugar de origen para después ser consumidos.

En la pampamesa no puede faltar el mote, el arroz, el cuy, el pollo, el ají y la papa.

Todo se sirve a lo largo del gran mantel.

En cuanto a la chicha de jora, esta es otra de las tradiciones que están presentes durante el Inti Raymi porque ni incas ni cañaris concebían una fiesta sin tomar la chicha.

En Ingapirca están las piedras sobre las que se chancaba el maíz para después preparar la chicha que se dejaba fermentar en grandes aríbalos de barro.

Toda esta tradición está vigente en los pueblos de Cañar y se puede ver su historia milenaria en el Museo de Sitio de Ingapirca en donde el guía Cristian Sarmiento explica a detalle esta tradición.

La chicha también era ofrecida en esta fiesta como una ofrenda al dios Sol y la base era el maíz, principal alimento andino. (I)   

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