Innovación, calidad e internacionalización, elementos de 3 universidades de Guayaquil
Un proyecto que buscaba investigar la utilización del bambú en construcciones civiles motivó que la Universidad de Guayaquil genere 17 solicitudes de Propiedad Industrial en 2015. La propuesta se convirtió en un hito para la institución ya que no había presentado solicitudes anteriormente.
Este logro hizo además a la universidad acreedora de un reconocimiento nacional, cuando la semana pasada ganó el Premio Matilde Hidalgo en la categoría de Innovación. La Universidad Católica de Santiago de Guayaquil también se llevó la presea en la misma distinción.
Fue la Secretaría de Educación Superior, Ciencia, Tecnología e Innovación (Senescyt) que decidió implementar los premios por primera vez en este año, para reconocer a quienes contribuyen a la generación de nuevos conocimientos y a la consolidación de un modelo económico basado en la innovación.
El presidente de la Comisión Interventora de la Universidad de Guayaquil, Jaime Medina, explica que el proyecto presentado en el concurso tuvo un financiamiento de $ 160 mil. El primer objeto de estudio fueron los invernaderos.
A partir de esto se presentaron 10 diseños industriales, 5 modelos de utilidad y 2 solicitudes de patentes al Instituto Ecuatoriano de Propiedad Intelectual (IEPI).
Medina señala que siguiendo los lineamientos de la Ley Orgánica de Educación Superior (LOES), la cual señala que las universidades deben invertir al menos el 6% del presupuesto universitario en ciencia, tecnología e innovación, la institución seguirá realizando nuevos proyectos con el propósito de tener resultados en cuanto a la generación del conocimiento, la publicación de artículos científicos y modelos de propiedad intelectual.
“Hay un crecimiento bastante fuerte (381) en el componente de artículos científicos indexados y vamos a seguir modelos de propiedad intelectual, como patentes y libros”, expresa Medina.
Los premios dirigidos a la educación superior, que galardonaron más de 20 categorías, también incluyen componentes como la internacionalización y la calidad educativa.
En estas distinciones se hizo acreedora otra institución guayaquileña: la Escuela Superior Politécnica del Litoral (Espol).
Su vicerrector encargado, Ramón Espinel, explica que el centro trabaja hace 20 años en su posicionamiento extranjero y como ejemplo menciona el envío de profesores al exterior para que realicen sus especializaciones en Europa y otros países de América.
“Eso formó una especie de disciplina dentro de la Espol que llevó a la formación de sus miembros y ha continuado creciendo. El día de hoy, aprovechando los programas de becas del Estado ecuatoriano, tenemos más de 80 profesores que están haciendo sus doctorados en las universidades de primer nivel”, detalla Espinel.
Añade que la institución tiene alrededor de 24 convenios activos con universidades ubicadas entre las 60 mejores del mundo.
Espinel considera que este aspecto está muy ligado a la calidad de la educación de pregrado, que también fue reconocida por la Senescyt, ya que la Espol ayuda a sus alumnos a continuar con sus estudios de cuarto nivel.
También señala un factor que considera ha sido clave desde el inicio de la creación de la Espol. Se trata de la forma de enseñanza, en donde los estudiantes y docentes están continuamente en un escenario de preparación académica al dedicar su jornada netamente al estudio y a los trabajos de formación académica. (I)