Indígenas trans dan pasos en la moda tejiendo con chaquiras
A los 12 años Roxana Panchi, una indígena colombiana de la comunidad Embera Carmatarrúa, noroeste del país, descubrió las dos cosas que le cambiaron la vida: aprender a hacer artesanías con chaquiras y entender que era una transgénero.
Ella nació siendo un niño y a los 7 años desafió por primera vez a la naturaleza y a las estrictas leyes indígenas al sentir atracción por un menor de su mismo sexo.
“Ser indígena es difícil, pero ser una indígena transgénero es todavía más complicado porque el rechazo de la comunidad y de la familia es inmediato”, contó a EFE.
Roxana es una líder entre las aproximadamente 20 indígenas transgénero Embera Carmatarrúa, muchas de las cuales mantienen oculta su preferencia sexual por miedo a ser repudiadas.
Ella también fue víctima de insultos y golpes cuando le contó a su madre su realidad.
“Lo que más me dolió no fueron los golpes sino escucharla decir que se arrepentía de haberla dado a luz”.
Gracias a la ayuda de una profesora concluyó el bachillerato y a partir de ese momento la vida de Roxana cambió y como parte de su redescubrirse empezó a trabajar junto a otras seis transgénero con la diseñadora colombiana Laura Laurens.
“Nunca pensé que las pulseras, balacas, aretes, correas y collares que hacemos con chaquiras, y que son un oficio tradicional de los Embera, nos permitieran conocer otro mundo más allá del resguardo indígena”, comentó.
En el BCapital, considerado el evento de moda más disruptivo de Colombia, Roxana y sus compañeras adornaron con sus creaciones la ropa que presentó Laurens.
La colección “Trans”, inspirada en la selva colombiana y su diversidad, es justamente un llamado a apreciar la belleza de los contrastes.
Aunque en 2006, los Embera Carmatarrúa reconocieron a las transgénero como parte de la comunidad, la lucha continúa.
“Queremos que nos tengan en cuenta en los proyectos que llevan a cabo”. (I)