Las expresiones excluyentes se han normalizado en el país
En estas últimas semanas, en las redes sociales se leyeron múltiples mensajes como: “Ellos no me representan”. También hubo expresiones como “que se regresen a sus tierras”.
Las citadas opiniones hacían referencia a los indígenas y sus reclamos. Según académicos, esos comentarios son rezagos de discriminación y racismo.
Para ellos, la discriminación en Ecuador se ha normalizado. No hay personas que se reconozcan como tales -señalan- pero se mantienen expresiones peyorativas y de menosprecio.
Para el antropólogo Fernando García, de la Facultad Latinoamericana de Estudios Sociales (Flacso), existe una exclusión étnica, cultural y racial relacionada con dos grupos específicos de población: la afrodescendiente y la indígena.
Justamente, una encuesta del racismo en Ecuador reveló que el 65% tuvo algún comportamiento racista, pero solo el 10% de ellos se autocalificó como racista.
En esa investigación se determinó que las principales víctimas de este problema son los afroecuatorianos en un 88%, seguidos por los indígenas en un 71%.
Según García, los niños aprenden esas prácticas porque absorben los comportamientos de los adultos. “Las construcciones, concepciones y conductas son aprendidas social y culturalmente y no las cuestionamos”.
El antropólogo afirmó que cuando el ecuatoriano mestizo migra sufre discriminación. Ahí recién entiende que en su país existen conductas excluyentes. “Pero no las modifica, ni supera”.
Cree que cambiar toda esta estructura tomará años. Y para eso se necesita que el Estado adopte políticas antirracistas a través de acciones afirmativas.
Considera que una buena acción sería aplicar la ley de cuotas para que tengan una participación en cargos públicos, de al menos el mismo porcentaje de población que tienen, es decir 7%.
Citó el ejemplo de la provincia de Esmeraldas que tiene el 40% de población afro y refirió que en ese mismo porcentaje las universidades del lugar deberían tener alumnos de esa población con becas.
Pablo Ospina, historiador de la Universidad Andina Simón Bolívar (UASB), indicó que el racismo está incrustado en la estructura social, que viene desde la época colonial, que se mantiene y se refuerza constantemente en el tiempo.
El historiador consideró que la población indígena y negra tienen una histórica desventaja expresada en los niveles de propiedad, ingresos económicos y educativos.
“Estos aspectos refuerzan la idea de que por las características de su cultura están en condiciones de inferioridad”.
Ospina señaló que hubo un avance mínimo con el reconocimiento del país como multiétnico. “Ahora la sociedad tiene que ocultar los modismos culturales porque no son muy bien vistos, y aunque parece superficial es un avance”
Para Nieves Méndez, integrante de Etnoeducación de la Secretaría de Educación Intercultural Bilingüe, el racismo no se ha agotado en el Ecuador y sobrepasa lo personal para llegar a lo estructural desde el Estado.
Para ella no es casual que los pueblos negros estén asentados en la frontera norte, considerado el espacio más desatendido porque las políticas públicas no llegan.
“Así el afro esté bien preparado no tiene oportunidades porque se las dan según el color de la piel”, dijo. (I)