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Punto de vista
Importancia en el uso eficiente de vehículos
Se estima que en la región, Ecuador es el país con la mayor tasa de crecimiento en consumo de energía en transporte de acuerdo al Balance Energético Nacional 2015 (año base 2014) presentado por el Ministerio Coordinador de Sectores Estratégicos (MICSE), el consumo total de energía en transporte representa para el país el 42% de la demanda. Según este documento, los segmentos de transporte de carga liviana y pesada son los de mayor consumo de combustible, con un 18% y 42%, respectivamente; representando un consumo de 397 millones de galones de gasolina y de 763 millones de galones de diésel aproximadamente. Si tenemos como referencia la última década, la tasa anual de incremento en el consumo en este sector es en promedio de 4%, en los dos últimos años este incremento casi se ha duplicado llegando a 7% (MICSE, 2015). De ahí la importancia de la investigación de modelos e implementación de tecnologías enfocadas al uso eficiente de la energía en transporte.
Se entiende a la eficiencia energética como la ejecución de un trabajo específico utilizando menos energía. En el caso del transporte se trata de llevar la misma o mayor cantidad de carga o pasajeros a su destino, utilizando menos combustible.
La tasa de consumo de combustible es el resultante de varios factores relacionados al vehículo y su entorno, que incluye: fricción por rodamiento, resistencia aerodinámica, inercia, pérdidas de transmisión de movimiento y consumo energético de los accesorios, entre otros. Bajo esta perspectiva se pueden identificar dos grupos de acciones para fomentar el ahorro energético.
El primero apela al mejoramiento tecnológico usando fuentes de tracción más eficientes y/o nuevas formas de energía (electricidad, hidrógeno, biocombustibles) que implica inversiones sustanciales para su implementación; el segundo está orientado a medidas de conducción y uso adecuado que no conlleva gastos en nueva tecnología e infraestructura, como verificar las capacidades del vehículo eliminando la sobrecarga o subutilización, revisar los programas de mantenimiento del mismo, controlar la presión de los neumáticos, usar de forma racional el aire acondicionado, verificar el estado de lubricantes. Lo que en conjunto puede mejorar el rendimiento del automotor.
Conducir de manera eficiente es una oportunidad para reducir los costos energéticos en el sector transporte. Estudios científicos realizados en distintas partes del mundo han reportado ahorros en combustible entre el 4% y 10% a través del emprendimiento de campañas y capacitación en conducción eficiente; cuya temática por lo general incluye, entre otras recomendaciones, encender el motor y esperar dos minutos antes de acelerar, usar el cambio más fuerte solo durante el arranque, procurar la operación del vehículo en la zona verde del tacómetro, circular el mayor tiempo posible en marchas largas (5ta., 6ta.) con acelerador poco presionado, evitar usar marchas cortas (1ra., 2da.) con acelerador a fondo, mantener velocidades constantes evitando en lo posible, frenazos y acelerones anticipando las maniobras.
Para Ecuador contar con una población capacitada en conducción eficiente representaría una reducción en consumo energético del 4,3% lo que significaría un ahorro anual de alrededor de 16 millones de galones de gasolina y de 30 millones de galones de diésel.
Uno de los logros alcanzados por el Instituto Nacional de Eficiencia Energética y Energías Renovables (INER) es el levantamiento de datos para la construcción y comprensión del estado actual de la problemática de transporte, insumos que componen la primera Línea Base de eficiencia energética en esta área, lo que nos ha permitido identificar los potenciales de ahorro energético y las oportunidades de realizar mejoras reales a través de la investigación científica y el desarrollo tecnológico en este ámbito.
Actualmente se desarrolla un modelo matemático para optimizar el consumo energético asociado a las cadenas logísticas de transporte de carga, específicamente de hidrocarburos. Se estima que para esta red logística se pueden alcanzar ahorros anuales promedio de 65.500 galones equivalentes de gasolina. El escenario supone una reducción proyectada de consumo energético, de la flota de tanqueros, de alrededor de 5% para 2030.
Las cifras citadas son prometedoras y demandan la intervención estratégica de varios actores, además, evidencian la importancia de contar con inversión en investigación científica orientada a la reducción de consumos, sin embargo, es indispensable la participación de los usuarios de vehículos motorizados, teniendo en cuenta que su accionar es determinante para la gestión adecuada de los recursos energéticos destinados al transporte. (O)