En el país solo está permitido cuando corre riesgo la vida de la madre o ha sido violada una mujer con discapacidad mental
Iglesia redujo el perdón del aborto en un paso
Zoila Toaza sostiene la estampa de una oración mientras camina con un grupo de fieles que celebran el Cristo Rey, en Guayaquil. Desde que pasó de oyente en las misas a miembro activo de la comunidad católica, participa en las celebraciones de la Iglesia.
Su transformación ocurrió hace 15 años. Ella reconoció que había cometido errores. El principal ocurrió en su juventud: se practicó dos abortos ‘por soberbia’, cuenta. “El padre (de las criaturas) nos abandonaba, se iba con otra mujer y de coraje yo me los sacaba”. Cuando quiso repetirlo por tercera ocasión estaba en el chaise longue (camilla médica). En ese instante -recuerda-sintió el llamado de Dios en el subconsciente: ‘No lo hagas’, me dijo. Entonces, se levantó y se fue.
Su hija ahora es adulta. Zoila, de 67 años, le contó lo ocurrido para que no se repita. Reconoce que no tenía la espiritualidad de ahora e ignoraba que era una falta grave. En su momento se acercó arrepentida a un sacerdote y este la absolvió del pecado del aborto.
El sacerdote Douglas Bohórquez explica que hasta hace poco solo podían absolver por un acto similar el obispo, los sacerdotes designados por esta última autoridad y el penitenciario (un sacerdote encargado de perdonar pecados graves).
Desde el anuncio del Vaticano, a través de la Carta Apostólica Misericordia y paz, escrita por el Papa Francisco, todos los sacerdotes tienen dicha facultad.
El padre Bohórquez, máster en Teología Moral, aclara que el derecho canónico de 1983 detalla que en caso de aborto existe una pena adjunta: la excomunión de sentencia inmediata. “Para llegar a esa debe incurrir en un aborto procurado, que la persona conozca la normativa y que sea mayor de edad. Si alguien presentaba esas tres condiciones e iba a confesarse, el sacerdote ordinario no podía absolverla, porque ya tenía una pena de excomunión y había que levantar la pena”.
Bohórquez, profesor de moral en el Seminario Mayor de Guayaquil, precisa que el Papa facilita el acceso al sacramento de la penitencia (perdón). “El pecado del aborto siempre se ha perdonado. Ahora solo se facilita el proceso”. Para el sacerdote, la disposición ayuda a que más personas se acerquen a redimirlo.
El aborto en Ecuador
El aborto no especificado (que abarca diez tipos), con el 15,6%, ocupa el quinto lugar entre las diez primeras causas de muerte, según datos del Instituto Nacional de Estadística y Censos (INEC) de 2010.
Según el Fondo de Población de Naciones Unidas (Unfpa), del total de legrados practicados en malas condiciones, a escala mundial, el 40% corresponde a adolescentes y jóvenes, entre 15 y 29 años.
En la actualidad, el Código Orgánico Integral Penal (COIP) autoriza esta intervención en dos situaciones: cuando corre riesgo la salud de la madre y en caso de que una mujer con discapacidad mental haya gestado tras una violación.
El asambleísta William Garzón, presidente de la Comisión de Salud, dice que la legislación nacional prohíbe el aborto ‘criminal’, es decir, el provocado. “Las declaraciones del Papa abren el debate. Como médico velaré por salvar vidas”.
Por su parte, el galeno Guillermo Barragán, de la Federación Médica Ecuatoriana, cree que la autorización del aborto terapéutico, en casos de mal formación o riesgo de la madre, ayuda a ejercer su profesión. “La ciencia y la religión no son aliadas. La Iglesia no permite el uso de anticonceptivos, mientras que la ciencia ve a este tipo de fármacos como la ayuda para que las parejas planifiquen bien su reproducción”.
El jurista Enrique Trujillo recuerda que la sanción para un médico que interrumpa el embarazo es de siete a diez años de prisión. Para una mujer que lo autorice, la pena va de seis meses a dos años.
La Defensoría del Pueblo ha patrocinado 27 denuncias de aborto hasta el 14 de septiembre; el doble de las reportadas entre 2009 y 2013. La entidad añade que la mayoría provino de personal de los hospitales públicos.
Reacción de activistas
Para Ximena Cabrera, vocera del colectivo Vivas Nos Queremos, la absolución del Papa no es el trazado de un camino hacia la legalización, sino que se trata de una muestra más del poder de control de la Iglesia. “Las mujeres no exigimos el perdón de nadie, luchamos por nuestro derecho a abortar. El perdón deberían tener quienes denuncian a las mujeres que abortan y a quienes penalizan este procedimiento”. (I)
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Países lo ven como un primer avance
La decisión del Papa genera reacciones
Mesuradas reacciones hubo en México después del anuncio del Papa Francisco. La jerarquía católica se ha mantenido en silencio. La organización Católicas por el Derecho a Decidir (CDD) saludó la novedad. “Es un paso y un alivio para muchas católicas, pero se sigue pensando a la mujer como pecadora”, destacó María Consuelo Mejía, directora de CDD. “Todavía hay un paso importante: reconocer la autonomía de ellas, su libertad de conciencia y su capacidad de tomar decisiones morales”.
En Brasil, el teólogo y fraile Luiz Susin, de la Universidad Católica de Rio Grande do Sul, expresó que la decisión fue un acento dado para mostrar hasta dónde llega la misericordia, “pero no debe interpretarse como un permiso para el aborto, que aún sigue inmerso en la zona del pecado”.
Por otro lado, el secretario de la Comisión de Laicos y Familia de la Conferencia Episcopal de Argentina, el sacerdote Gustavo Antico, expresó que lo que dijo el Papa en el sentido pastoral no cambia la postura de la Iglesia, que es velar por el ser humano desde la concepción.
En Reino Unido, varios expertos indicaron que la declaración no tendría un impacto práctico sobre el tema, aunque sí marca un cambio radical en la postura que la Iglesia católica tiene al respecto.
Para el sacerdote James Bretzke, profesor de teología moral, la medida del Papa es “muy importante”. (I)