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Serbia advierte que no admitirá a ciudadanos devueltos “a la fuerza”
Hungría detiene a los migrantes y declara estado de emergencia
El estado de emergencia que da vía libre a las autoridades húngaras para arrestar migrantes rige desde ayer en dos provincias fronterizas con Serbia y en las primeras horas fueron detenidas 60 personas, en una de las medidas de Budapest para contener la llegada de miles de refugiados en la mayor crisis migratoria desde la Segunda Guerra Mundial.
Hungría, que selló el lunes su frontera a los refugiados, anunció ayer que arrestó a 60 migrantes acusados de “dañar” la valla en la frontera con Serbia, un delito penado con 5 años de prisión en virtud de la nueva legislación que entró en vigor a primera hora de ayer.
A las 00:00 locales de ayer entraron en vigor, en Hungría, las leyes que prevén penas de hasta 3 años de cárcel por cruzar la frontera húngara de forma ilegal, y de hasta 5 años si la persona ingresa al país armada o causa daños a la valla de 4 metros, construida en los 175 kilómetros con Serbia, dando a la Policía el poder de detener a cualquiera que intente cruzarla.
Las autoridades húngaras también explicaron que han puesto en marcha dos puntos de tránsito en la frontera en los que los migrantes, que lo deseen, pueden solicitar asilo. Sin embargo, anunciaron la devolución al país por el que entraron (Serbia en este caso) de aquellos solicitantes de asilo cuyas peticiones sean rechazadas.
Protesta en la frontera con Serbia
La nueva situación creada en Hungría provocó las protestas de los refugiados y del Gobierno serbio. Centenares se han concentrado ante la valla que interrumpe la principal autopista entre Hungría y Serbia y han pedido a gritos que abran la frontera.
Por su parte, el Gobierno serbio advirtió que no aceptará a los refugiados que Hungría intente devolverle “a la fuerza”. “Están en territorio de Hungría y esperamos que el estado húngaro los trate como es debido”, declaró el ministro serbio de Trabajo, Aleksandar Vulin.
Otra valla en Rumania
Por otra parte, el Gobierno de Hungría anunció ayer que extenderá hacia su frontera con Rumania la valla levantada en su límite con Serbia para detener la entrada de refugiados. El Gobierno decidió sobre la preparación de la construcción de una valla en los límites con Rumania, hasta una distancia “razonable”, de la frontera húngaro-serbio-rumana, informó el ministro húngaro de Exteriores, Péter Szijjártó, en declaraciones recogidas por la agencia local MTI.
La medida es necesaria, agregó Szijjártó, porque la valla construida en la frontera con Serbia podría desviar las rutas de los refugiados hacia Rumania y de allí a Hungría.
El ministro no concretó su longitud y se limitó a decir que, probablemente, se construiría hasta el río Maros, a unos 20 kilómetros de la frontera con Serbia.
En la primera reacción, Rumania calificó de incorrecta la decisión del país vecino, de la que se enteró minutos antes de que se anunciara públicamente, afirma en un comunicado el Ministerio de Exteriores del país centroeuropeo. (I)
Al Asad: “Europa deje de apoyar a los terroristas”
El presidente sirio, Bashar al Asad, aseguró que la Unión Europea frenará la avalancha de refugiados “si deja de apoyar a los terroristas” en ese país árabe, en una entrevista adelantada por medios rusos.
El régimen de Damasco califica de terroristas a la mayoría de los grupos armados rebeldes que combate en el país, desde las milicias kurdosirias hasta los yihadistas del autodenominado Estado Islámico, pasando por los miembros del Ejército Libre Sirio apoyados por potencias occidentales u otras facciones islamitas respaldadas por algunas monarquías teocráticas de la región.
“La cuestión no es si Europa recibe o deja de recibir a los refugiados, sino en la necesidad de terminar con el origen del problema. Si a los europeos les preocupa el destino de los refugiados, que dejen de apoyar a los terroristas”, indicó Bashar al Asad.
Al mismo tiempo hizo un llamamiento a los sirios “a unirse en la lucha contra el terrorismo porque es el camino para lograr los objetivos políticos que se proponen los sirios, a través del diálogo y un proceso político”.
“Es imposible lograr el éxito real mientras continúa el derramamiento de sangre”, agregó el presidente, acusado por la ONU de numerosos crímenes de guerra en estos cuatro años y medio de conflicto.
El presidente ruso, Vladimir Putin, dijo ayer que Moscú seguirá apoyando con ayuda técnico-militar el régimen sirio en su lucha contra los grupos terroristas, como el Estado Islámico.
Más de 240.000 personas murieron en la guerra de Siria y más de la mitad de la población, unos 12 millones, huyeron de sus hogares, cuatro millones hacia el extranjero, la mayoría fue a los países vecinos. (I)