La “Hora del Planeta” es una iniciativa orientada a crear conciencia en la ciudadanía sobre las consecuencias del calentamiento global. Así lo definen varios ecologistas que se muestran satisfechos por esta convocatoria.

Entre las 20:30 y 21:30 de hoy en cada país, la sociedad civil se organiza para apagar la luz durante 60 minutos. El acto, promovido por la organización ecologista Fondo Mundial para la Naturaleza (WWF por sus siglas en inglés), se llevó a cabo por primera vez en Sidney (Australia), en 2007. Desde entonces se han sumado millones de personas de 135 países.

La WWF promueve que los países incrementen sus compromisos para reducir las emisiones de CO2 y frenar que aumente la temperatura de la tierra. Además, exige que los acuerdos internacionales sean justos con los países en vías de desarrollo, que hasta ahora son los menos responsables del cambio climático.

Roberto Troya, director de WWF en Ecuador, explicó que la fundación busca también involucrar a los gobiernos y a las empresas a buscar acciones permanentes para conservar el medio ambiente, pero también pretende involucrar a la ciudadanía para que se comprometa a ahorrar energía.

Jorge Luis Villa, consultor de Corporación de Gestión y Derecho Ambiental Ecolex, explicó que con esta convocatoria, las personas no solo podrán tomar conciencia sobre el ahorro de energía, sino que también conocerán sobre las consecuencias del cambio climático.

“El planeta se ha visto envuelto en procesos antropogénitos (agricultura, tala de árboles, explotación de suelos...) y ahora estamos viendo las consecuencias”, indicó.

Varios especialistas se muestran renuentes a este acto y han señalado que la iniciativa no contribuirá a aplacar el calentamiento global, ya que cuando se apagan las luces y se vuelven a encender se produce mayor energía.

Jorge Rivas, coordinador de Proyectos y Conservación de Fundación Natura, reconoció esa teoría, pero, explicó, este tipo de actos es para llamar la atención de los ciudadanos. “Hablamos de lo que debe hacer cada país para combatir el cambio climático, pero no decimos qué debe hacer cada persona”.

Agregó que en Ecuador la energía eléctrica proviene de las hidroeléctricas y de las termoeléctricas. Para el funcionamiento de esta última se queman combustibles, que generan electricidad y producen calor, por lo tanto, calientan el ambiente. “De ahí la necesidad de ahorrar energía”.

Adriana Burbano, directora de Wild Life Conservation Society en Ecuador, reconoció que apagar la luz durante una hora no es mucho, pero estos actos quedan en la mente de las personas. No obstante, agregó que esto debe ir acompañado por un trabajo sostenido.

“La gente debe comprometerse a cuidar del planeta y eso se hace desde los hogares, inculcando a la familia hábitos de consumo responsable”, señaló.

Como es costumbre desde hace 5 años se apagarán las luces de los monumentos emblemáticos de los países de España, Inglaterra, Rusia, Alemania, Italia. En América Latina se unirán Chile, Colombia, Perú, Argentina, entre otras naciones.

En Ecuador se hará lo mismo. Por ejemplo, la administración municipal de Guayaquil dispuso apagar las luminarias de los sitios turísticos, como el Malecón, además las luces de los edificios municipales.

En cambio, la Dirección Metropolitana del Medio Ambiente del Municipio de Quito ha programado apagar las luces de la Plaza Grande, del Palacio de Carondelet, de la Catedral y las iglesias del Centro Histórico. También en este acto se sumarán varias empresas privadas.