El trajín del primer día de atención del nuevo Hospital del Instituto Ecuatoriano de Seguridad Social (IESS), entregado el martes en el sur de Quito, fue evidente.

El personal médico caminó apresurado por los pasillos de la sala de emergencias. Los galenos no querían hablar con la prensa porque  estaban muy ocupados.

En la sala de espera, pacientes y familiares aguardaron por la atención. No sabían con claridad qué es lo que sucedía, porque nadie los recibía.

Guadalupe Flores requirió atención urgente para su hija de ocho años de edad, pues presentó temperatura alta y fuerte dolor de cabeza. Habían pasado ya 45 minutos y nadie la atendía.

La asistencia se brindó en orden de llegada de los pacientes. La demora -comentó Flores- se debió a que recién se estaba organizando el personal de la institución.

Pese a esto, la angustiada madre, que vive en Santa Bárbara de Chillogallo (sur), aseguró que es positivo para la zona tener un sanatorio de especialidades, pues ante una emergencia podrán recibir un tratamiento adecuado.

“Hay que tener paciencia, es su primer día de labores. Tengo la esperanza de que mi hija tenga un buen tratamiento”, resaltó.

Agregó que el personal médico le aseguró que sí la atenderían con un especialista adecuado, pero que debía esperar un poco.

Junto a Flores se encontraba Wilson Yupangui, quien permaneció en una silla de ruedas con la mirada perdida. Desde hace un día que dejó de sentir la parte posterior de su cabeza y poco a poco se le ha adormecido su cuerpo. Su esposa, Anabel Lavanda, se desesperó por el tiempo que tomaron en asistirlo.

“Se supone que esto es una emergencia y no nos atienden, a cada rato les digo a los médicos que nos ayuden, ¡pero nadie hace nada!”, protestó Lavanda, quien estaba decidida a aguardar solo unos minutos más, sino se iba al Hospital Carlos Andrade Marín (HCAM), en el norte de Quito.

“Solo dicen que esperemos, que no hay doctores, que están ocupados, que esperemos el turno”, insistió Lavanda, cada vez más molesta. Ya había pasado más de una hora desde su llegada.

Wilson y Anabel viven en la Argelia, en el sur de Quito. Ante una emergencia debían acercarse al HCAM, aunque  también pueden ir a una casa de salud en Chimbacalle, al sur, pero el servicio -dice Lavanda- no es muy eficiente.

“No sé si la demora sea porque es su primer día, o es el sistema o porque no hay especialista. Espero que las próximas veces que vengamos sea mejor la atención”, señaló Lavanda.  

Ayer, tras ser inaugurada el martes pasado, la nueva casa de salud recibió a sus primeros pacientes sólo en emergencias. EL TELÉGRAFO  solicitó hablar con el personal, pero no obtuvo una respuesta porque dijeron que estaban ocupados y porque no estaba quién autorizaba a dar alguna entrevista. En consulta externa no se atendió.

El flamante nosocomio posee un centro con 14 quirófanos multifuncionales, rayos X incorporados, dos quirófanos para uso exclusivo del centro obstétrico, ocho para cirugía general y cuatro estarán en el área de emergencia para atender las 24 horas. También existen 10 puestos para endoscopia, gástrica, intestinal y urología. (I)

El nosocomio

Inversión de $ 200 millones

→Ese fue el dinero que se destinó para construir el nuevo Hospital en el sur de la capital. La infraestructura es de 83.000 m2.  El Primer Mandatario recordó que la salud debe ser prioridad de todo Gobierno Nacional.

8 0 por ciento de los trabajadores del sanatorio es de profesionales de la salud, según las autoridades. 

Tegnología de punta

→La nueva casa de salud cuenta con moderna infraestructura y los equipos médicos de última tecnología para atender a los pacientes. La edificación se levantó en 12 meses.