¿Ha imaginado el impacto que el cuidado del hogar y el mantenimiento de la familia le generan al planeta? Seguramente no, hasta ahora. Los efectos de la crisis generados por la pandemia a causa del SARS-CoV-2 han permitido que como sociedad pensemos en cambios de hábitos.

Ahora ha tomado mayor relevancia la consciencia del consumo en los hogares, y cómo con nuestras decisiones de compra generamos un mayor o menor daño al ambiente. El paradigma de los altos costos para implementar acciones o adquirir productos más sostenibles está cambiando.

Y los consumidores, ahora más informados, están comprometiéndose con acciones sencillas y de fácil acceso como: separar desechos para el correcto aprovechamiento, cambiar a bombillos LED, y adquirir productos con atributos y posicionamientos que aporten a la sostenibilidad.

Todas las acciones emprendidas desde el hogar cuentan, no solo para usar mejor los recursos en beneficio de la economía familiar, sino para preservar los ecosistemas. Es que precisamente estas acciones, aunque aparentemente pequeñas, son las que más ayudan a detener el calentamiento global, la pérdida de biodiversidad y la contaminación de los cuerpos de agua.

Por ejemplo, un hogar sostenible revisa la tabla de ingredientes de los productos que compra, conoce sobre insumos más amigables y no contaminantes y racionaliza el consumo. Así, la exigencia de los usuarios por marcas responsables y comprometidas con el ambiente están generando una mayor oferta y precios más accesibles.

La química nos da la posibilidad de innovar en el desarrollo de materias primas y productos que acompañen las necesidades de protección al ambiente. La misión de empresas como BASF cobra más sentido y se traduce en acciones concretas de co-creación e innovación con nuestros clientes, apoyando a la adopción del concepto de sostenibilidad en su estrategia, procesos y modelos de negocio.

La actual coyuntura provocó que compañías tradicionales se enfrenten repentinamente a un cambio de consumidor y de condiciones macroeconómicas. Entender pronto los nuevos hábitos de los consumidores y resignificar el propósito empresarial son temas relevantes de discusión en el ámbito corporativo hoy. Diría que le llegó un gran momento a la sostenibilidad.

Hoy, más compañías están entendiendo la importancia de que su propuesta de valor contribuya además a la protección y mejoramiento del ambiente. Los productos amigables con el planeta permiten que cada hogar aporte a un logro en común, sin que se considere un exceso hacerlo.

Tener un hogar sostenible no debe considerarse un “lujo”, ahora es un tangible que se construye día a día con pequeñas acciones. ¡El sueño!: lograr el efecto “bola de nieve”, a medida que se democratiza el uso de productos sostenibles, mientras empresas y consumidores, juntos, avanzan en su compromiso para el cuidado de las personas y el planeta, apoyando así, el cumplimiento de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) propuestos por las Naciones Unidas. (O)

Carolina Vargas                                                                                                                                                                                            Consultora Regional de Sostenibilidad y Relaciones Gubernamentales, BASF Suramérica