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Los miomas y el cáncer, razones para practicarse una histerectomía

Los miomas y el cáncer, razones para practicarse una histerectomía
Foto: Internet
17 de diciembre de 2019 - 00:00 - Redacción Sociedad

A los 40 años de vida a Patricia Iturralde le practicaron una histerectomía por la presencia de una miomatosis uterina (tumor benigno del músculo) que le generaba sangrados abundantes cada mes, producto  de lo cual adquirió una anemia aguda.

Para ella era demasiado incómodo trabajar durante su período menstrual porque el sangrado era intenso y muchas veces manchó su ropa. “Tenía que ir con ropa oscura y cambiarme de toalla higiénica cada 30 minutos”.

Esta es una de las razones por las cuales los especialistas proceden con la operación que representa para la mujer la extracción del útero y que impide por completo la posibilidad de procrear. Estos detalles le explicaron a Patricia y ella los aceptó sin temor porque ya es madre de dos hijos.

Otra razón para practicarse la intervención es el cáncer de cérvix o lesiones del cuerpo o cuello del útero que afecten la vida de la paciente, como por ejemplo el virus del papiloma humano (VPH).

Según la ginecóloga Karen García, del Hospital Docente de Calderón, la histerectomía también puede efectuarse  por una emergencia obstétrica que produzca una hemorragia que no se solucione por ningún otro camino. “Se recurre a este procedimiento en emergencia si la vida de la paciente está comprometida”.

La especialista aclara que la función esencial del útero es la anidación del embrión. Por ello enfatiza que es falso que se presente una menopausia precoz, o que la mujer tenga una disminución del deseo sexual tras la cirugía por una alteración hormonal. “Mientras se conserve al menos uno de los ovarios van a producirse las hormonas que la mujer requiere para un desarrollo normal de su vida”.

Puntualiza que los ovarios son los generadores de los estrógenos (hormonas sexuales femeninas) y de la progesterona, que permite acondicionar el endometrio para facilitar la implantación del embrión.

Añade que incluso la producción normal de todas estas hormonas puede darse con un solo ovario porque tiene la capacidad de cumplir por duplicado su función.

Patricia escuchó atentamente cada explicación y aprendió que existen varias técnicas para la histerectomía, la cual puede ser vía abdominal, laparoscópica y también vaginal. A ella le practicaron la abdominal porque presentaba varios miomas y todos pasaban de los 3 cm. Eso implicó una herida que tuvo que suturarse con 15 puntos.

Aún adolorida, Patricia se sintió aliviada porque ya podía hacer sus actividades habituales, sin pensar en que pueda mancharse.

Durante 30 días tuvo descanso total y al acudir a la revisión ginecológica le extendieron el reposo por una semana más porque su cicatrización no era la adecuada. Su esposo e hijo durante todo ese tiempo la cargaban hasta el tercer piso a fin de evitar que sus movimientos afectaran su recuperación.

Iván Ortega, docente de Medicina de la Universidad de las Américas (UDLA), especifica que no todos los miomas terminan en una histerectomía. Y asegura que depende de la cantidad de miomas, el tamaño de los mismos y de cuánto está deformando al órgano uterino.

Según el catedrático este procedimiento afecta a cerca del 40% de mujeres en el país que pasan de los 40 años y afirma que existe predisponibilidad genética para desarrollar una miomatosis que termine en histerectomía.

Pero, aclara, gracias a la histeroscopía (examen visual del canal del cuello uterino y del interior del útero) se han disminuido las cirugías, ya que muchas veces solo por miomectomía -procedimiento endoscópico- se pueden extraer los miomas. “Esto se puede realizar cuando hay fibromas que son pequeños y aislados”, indica.

Para ello es preciso evaluar también cómo se encuentra el útero de la mujer y si existe la posibilidad de salvarlo o no. El catedrático afirma que en caso existir dudas tras los exámenes básicos, es necesario hacer unos más específicos como la histeroscopía.

Se puede usar también un procedimiento más avanzado como la sonohisterografía que consiste en inyectar un líquido estéril dentro del útero mientras se toman imágenes ecográficas (por ultrasonido) del interior del útero.

Previo al diagnóstico, Patricia debió someterse a una ecografía transvaginal que reveló la dimensión de los miomas y además a una citología vaginal para descartar enfermedades oncológicas.

La histerectomía cambió su vida y después de un año de habérsela practicado no presenta problemas de ningún tipo. (I)

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