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Ecuador, 25 de Diciembre de 2024
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El Telégrafo
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una asambleísta califica la propuesta como un cambio a medias

Hijos podrían tener apellido materno, previo acuerdo

La pareja Guaranda-Solórzano llegó hasta la Corte Constitucional para poner el apellido materno a su hija. Archivo
La pareja Guaranda-Solórzano llegó hasta la Corte Constitucional para poner el apellido materno a su hija. Archivo
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Cuando nació Saúl, uno de los primeros pensamientos para Lorena García fue que su hijo perdería el apellido materno. “Me hubiese gustado que lleve el mío y luego el del papá. Es mi primer hijo y tuve que apegarme a lo tradicional”.

Lo ‘tradicional’ en una sociedad patriarcal como la ecuatoriana y la mayoría de sudamericanas es que el nombre del padre ‘prevalezca’.

Marley Manzanares no quiere que le ocurra lo mismo a su hijo Antony Jesús, quien tiene 2 años y 4 meses. “Antes de casarnos con mi esposo (Isauro Tandazo Samaniego) teníamos el anhelo de que lleve mi apellido. Por eso decidimos esperar para inscribirlo, ahora vemos que falta poco para que esto sea una realidad y estamos felices”.

Desde hace más de 2 años escoger el orden de los apellidos de los hijos al momento de la inscripción en el Registro Civil ha sido un tema de debate en la Comisión de Gobiernos Autónomos, Descentralización, Competencias y Organización Territorial de la Asamblea Nacional.

El miércoles pasado los representantes del Registro Civil Nacional y de Guayaquil mantuvieron reuniones para discutir el tema, a propósito de las reformas planteadas a la ley vigente. Una de ellas es que los padres puedan acordar los apellidos de un niño y colocar primero el materno si así lo deciden.

El asambleísta de la Comisión Octavio Villacreses explicó que la propuesta es valiosa por la apertura del Registro Civil. “Hay casos de extranjeros residentes que tienen como cultura que conste el apellido del padre solamente, y el de la madre se perdía”.

¿Cómo se originó la opción?

Amparados en el artículo 66 de la Constitución, en el que se reconoce y garantiza a las personas el derecho a la identidad personal y colectiva, que incluye tener nombre y apellido, debidamente inscritos y libremente escogidos, Wilton Guaranda y Nieve Solórzano presentaron hace 3 años una petición oficial a los directivos del Registro Civil para que se cumpla la norma y que su hija lleve primero el apellido de su madre.

“Nos fue negado debido a que no tenían reglamento ni instructivo que desobedezca la ley. Luego acudimos a un juez constitucional para que decidan si era procedente, pero éste rechazó la acción de protección, aún así lo apelamos. Pero hasta el momento no se pronuncian”, recuerda Guaranda.

La pareja que hoy ya tiene 2 hijos y esperó cerca de 2 años por la aprobación de su pedido, considera que aunque no lo consiguieron sí sentó un precedente. “Cuando tomamos la decisión sabíamos que era probable de que no se iba a respetar por la estructura de la sociedad que sigue siendo muy patriarcal, sin embargo era importante que se abra la posibilidad para otras personas. Lo que hoy nos inquieta es saber si luego de la inscripción sea posible modificarlo”.

Según el asambleísta Villacreses, esta posibilidad no se ha contemplado. Otra propuesta que no se discutirá en las reformas a la Ley del Registro Civil es que las personas mayores de edad modifiquen sus apellidos y coloquen primero el materno. Eso sí, el actual proyecto o cambio establece que en caso de no existir un acuerdo entre los padres, prevalecerá el apellido paterno.

Villacreses explica que predominará el nombre del padre por un tema cultural. “No vamos a cambiar un cosa que está enraizada hace 500 años en Ecuador, de la noche a la mañana. No se trata de hacer una revolución genética”.

Para la legisladora Gina Godoy, esto quiere decir que se rompe, entre comillas, el sistema patriarcal, “porque se condiciona el apellido materno según la voluntad del padre. Entonces sigue habiendo desigualdad”. Ella pone de ejemplo a Brasil, donde el apellido de la madre figura en la cédula de identidad antes que el paterno.

Si bien la propuesta continúa siendo desigual, según Godoy, alienta a no declinar las luchas de las activistas de género.

Mishelle Loy y su esposo han conversado sobre esta posibilidad de elegir el apellido que irá primero. “Creo que esto representa un reconocimiento al esfuerzo como madre. Al final ella es la que hace todo el trabajo. Desconocemos si es posible hacerlo con mi hijo que ya está inscrito”.

A García, además, le inquieta la tramitología y que de acogerse a esta alternativa, qué pasaría con los otros hijos, “porque si unos llevan el apellido del padre primero y otros el de la madre crearía confusión”.

El informe del proyecto establece que el orden de los apellidos que la pareja escoja para el primer hijo regirá para el resto de la descendencia de este vínculo, así como también que el informe estadístico de los nacidos vivos o su equivalente deberá contener el orden de los apellidos acordados por los progenitores.

La psicóloga Anabel Arévalo, de Cepam, aclara que es muy importante la identidad tanto del padre como de la madre. “Se requiere las 2 figuras primarias, básicas para la subjetividad y construcción del ser humano”. (I)

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