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Ecuador, 25 de Febrero de 2025
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El Telégrafo

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Entrevista / augusto barrera guarderas/ secretario nacional de educación superior, ciencia , tecnología e innovación (Senescyt)

"Hay que mantener la excelencia, pero profundizar la inclusión"

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¿Cómo afronta Senescyt las críticas de los padres a los exámenes de ingreso a la universidad? Hay quienes creen que el Estado negó a sus hijos el derecho a la universidad.

Lo que está en discusión es el tipo de sociedad que queremos construir y las oportunidades que brindamos a los jóvenes. Este es el momento con mayor cantidad de jóvenes de la historia del país, un ciclo que llegará hasta 2023–2025. 1999 registró el mayor número de nacimientos y hoy ellos, con 18 años, están demandando el ingreso a la educación superior. Para la sociedad tradicional ecuatoriana era una expectativa lejana ir a la universidad, hoy 1 de cada 2 jóvenes aspira a ello. El sistema universitario actual tiene algunas fortalezas... La Constitución, la LOES y la reglamentación posterior generaron un nuevo marco institucional que nos permite hablar de calidad y excelencia. El sistema universitario está mucho mejor que antes, y si hay problemas por resolver de ninguna manera la solución puede ser volver al pasado.

¿Cuáles son esos desafíos?

El primero es la gigantesca demanda social, entonces requerimos diversificar y ampliar la oferta académica, fortalecer el sistema. La gente piensa que Senescyt otorga o no un cupo y eso es parte del imaginario social, pero de ningún modo es así.

La oferta educativa no es más que la sumatoria de los cupos de las 60 universidades, no es una imposición de la autoridad. Por eso la estrategia de diálogo con las universidades no es solo aplicar la política del presidente Lenín Moreno, en este caso es la única manera de resolverlo (...) El proceso de acreditación ya terminó, contamos con las universidades que hoy existen, y aunque algunas aún están siendo intervenidas, ya tenemos un sistema de educación superior configurado.

Allí los desafíos son responder a esa demanda; mantener y profundizar la excelencia; configurar un sistema de investigación y posgrado nacional; fortalecer la capacidad financiera; y darle un nuevo sentido de autonomía responsable.

¿Cree que en el afán de alcanzar la excelencia se benefició a jóvenes de las grandes ciudades del país y quedaron fuera quienes no tuvieron la posibilidad para complementar sus estudios?

Uno de los problemas es confundir  excelencia con uniformidad del sistema. La Universidad de Chimborazo, por ejemplo, trabaja con sectores indígenas y los quintiles más bajos. Fundamentalmente forma a los docentes de los colegios de las zonas rurales, particularidades completamente diferentes a las de la U. San Francisco (Quito) o Espol (Guayaquil). La idea de tener un tipo de universidad es equivocada, todas tienen que ser excelentes en un marco complejo y diverso. Hay gente que sí quiere ser PhD y desarrollar la innovación y tecnología, pero también hay quienes quieren estudiar 3 años e insertarse al mercado laboral, y el sistema debe atender ese conjunto de expectativas. Esta narrativa sobrecargada en la excelencia y la meritocracia puede, paradójicamente para un gobierno de izquierda, dejar de lado a quienes se van quedando en el camino. Porque además de la historia del chico que ganó una beca también están los 170 mil jóvenes que ni siquiera han podido dar el examen y lo harán en estos días. Hay que mantener la lógica de la excelencia, pero profundizar la lógica de la inclusión. Vamos a mantener las becas, a fortalecer los proyectos de investigación, y a mantener los programas emblemáticos como Yachay, pero también ampliaremos la oferta de institutos técnicos y tecnológicos.

¿El sistema universitario está preparado para atender las expectativas de los ‘nuevos’ jóvenes que anhelan emprender, innovar, ser sus propios jefes?

Hay 3 aspectos a considerar. El bono demográfico, en todas las sociedades, es clave para la construcción de la prosperidad y la igualdad, pero también puede convertirse en una carga terrible si no resolvemos los problemas de formación y empleo. Ese cuarto de millón de chicos que se gradúa cada año, en 4 años será un millón, y van o no a desarrollar sus proyectos de vida, tendrán empleo para empujar esta sociedad. Suena dramático, pero es la realidad. Otro punto a considerar son las nuevas dinámicas de configuración laboral. A veces tenemos una idea estrecha sobre el recorrido laboral de las personas; hoy hay modelos más flexibles y hay que trabajar en competencias múltiples (...) Eso obliga a las universidades y a los organismos de regulación a actualizar constantemente las mallas curriculares. En eso es muy importante el tema técnico y tecnológico, pero no ha sido un tema central, tampoco hay los mecanismos de permeabilidad entre la formación técnica y universitaria. Hay que trabajar en red y de manera interdisciplinaria para vincular más el conocimiento con la productividad. 

El gobierno anterior habló de articular la formación profesional con el cambio de la matriz productiva. ¿Eso continuará?

Hay que mantener una orientación general que privilegie aquellas carreras que el país necesita a futuro. Claramente tenemos una sobrecarga en las ramas de Administración y Derecho, pero tenemos una deficiencia en ingenierías (...)  Hay que ampliar y diversificar la oferta, y el diálogo con las universidades será para conocer cómo pueden  diversificar la oferta, qué problemas tienen, cuál de su infraestructura podemos ampliar, qué límites tienen y cuál es el apoyo que necesitan.

Por otro lado está la formación técnica y tecnológica; la oferta actual es muy baja; 16 mil cupos semestrales es nada, la propuesta es duplicar o triplicar esa oferta en tres años. Y la línea de acción con los chicos que no tienen claridad en su orientación profesional será trabajar en la nivelación general, es decir: “no te vas a la casa, tendrás otra oportunidad, pero vamos a trabajar contigo para superar los vacíos que presentas”. Fíjate que el 16% de quienes rendirán el examen Ser Bachiller tienen más de 27 años, es decir, salen de la edad educativa. Es muy difícil que una persona de 30 años se inserte en una jornada matutina; si lo quiere está bien, pero probablemente ya es padre y ya trabaja. Para ellos hay que elaborar una oferta específica.

En la campaña electoral se  planteó reformar la Ley de Educación Superior. ¿Es necesario?

Debe ser una reforma consensuada, es una ley muy positiva, pero perfectible. Es importante, por ejemplo, crear un subsistema técnico y tecnológico. Queremos caracterizar el nuevo modelo de educación superior que sería universitario, técnico y tecnológico, y debe ir acompañado de un mecanismo de financiamiento y regulación. No tengo problema con que sean los mismos mecanismos del CES y el Ceaaces siempre y cuando sean ágiles y expeditos, porque sería una locura demorarnos dos años en aprobar  una carrera que demora dos años (...) Las universidades también pueden tener más facultades para la autogestión. Trabajamos de manera articulada con el CES y convocamos a un taller con las universidades para el 18 de julio. La idea es reunir a rectores, vicerrectores académicos, de los departamentos jurídicos, además del personal de Ceaaces para que podamos discutir algunos de estos elementos de manera consensuada.

En este proceso de evaluación también hay observaciones a Yachay. ¿Cuáles son los planes para la universidad?

La visión de gobierno es mantener y fortalecer a Yachay. No hay duda de la necesidad de construir un proyecto de innovación y excelencia. Por otro lado, los problemas identificados vienen de hace muchos años:  ha tenido 4 comisiones gestoras y 5 rectores de 2014 para acá. Quien ha estado cerca conoce que hay algunas dificultades técnicas y una relación conflictiva entre la universidad y Yachay EP. (...)  El rector ha emitido una evaluación que se ha hecho pública. Es complicado que haya decanos que no han dictado clases nunca, que haya personas que han estado el 80% del tiempo fuera y que no tengan afán de vincularse con los chicos. 

Estamos conscientes de que no hay otra manera de construir una universidad que estando ahí, por eso respeto la evaluación del rector y vamos a profundizar el proyecto, pero tomaremos medidas como privilegiar el núcleo central que es académico y entender que estamos en un contexto en el que necesitamos ampliarnos al resto del sistema universitario.

La comunidad académica y especialmente los estudiantes deben estar tranquilos por la continuidad y el fortalecimiento del proyecto. (I) 

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