“Hay 2 zonas del cerebro que están implicadas en el amar”
Como parte del Año Internacional del Cerebro, el Museo Interactivo de Ciencia (MIC), en Quito, presentó seis conferencias relacionadas al cerebro. El sicoterapeuta Lobsang Espinoza fue el encargado de cerrar el ciclo de charlas con el tema: “Amor, ¿qué papel juega el cerebro?”.
Espinoza recordó que el cerebro, aunque es relativamente sólido, está compuesto en un 75% de agua y por ello es importante mantenerse hidratado para ayudar al funcionamiento idóneo de cada uno de los neurotransmisores.
Hay dos zonas del cerebro implicadas en el querer: el núcleo acumbes y el caudado, que se manejan por un sistema básico de recompensa gobernado por la dopamina, que es la sensación de motivación para realizar una actividad; ambas juegan un papel importante tanto en la adicción como en la decisión.
En caso de que la recompensa sea positiva, los circuitos se generan a través del núcleo acumbes y si es negativa, por el caudado.
La dopamina funciona en los dos sistemas: el nervioso y el de recompensa, tanto en la parte superior del cerebro que maneja las emociones conscientes como en la inferior que genera las inconscientes.
Señaló que el hipocampo es el lugar donde las emociones más primarias -como la ira, el miedo y también la sensación de amor- emergen por ser biológicas. Solo una es de índole cultural y es la que corresponde a la responsabilidad, que se necesita aprender con el tiempo.
Las tres primeras son las que dominan porque se van desarrollando en una evolución paulatina de menos a más, que servirán para que una persona se expanda y se exprese.
Según el sicoterapeuta, la evolución del cerebro frontal se cumple hasta los 23 años y de ahí el ser humano toma conciencia del significado de la responsabilidad (podría llamarse la madurez).
Sostiene que si uno conoce cómo funcionan sus propios instintos y sus emociones también puede controlar lo que ocurre con los propios valores, es decir que, aunque los unos son innatos y los otros aprendidos, se pueden combinar.
Además, según el expositor, cuando una persona sabe cómo siente, piensa y actúa puede transformar la realidad interna a nivel neurológico.
El Museo Interactivo de Ciencia está ubicado en las calles Sincholagua y avenida Pedro Vicente Maldonado, en el sector de Chimbacalle, en Quito. Cuenta con seis exposiciones permanentes.