Doris Soliz es ministra de Inclusión Económica y Social (MIES), desde ese ámbito comenta los alcances logrados a favor de las mujeres con respecto a las políticas públicas y a la legislación ecuatoriana.

Soliz, quien además es socióloga, reconoce que aún no se ha alcanzado una cultura total de respeto. A su criterio, la clave para erradicar la violencia simbólica y física contra miles de mujeres que viven en Ecuador, es la educación.

¿Cuál ha sido el rol alcanzado por la mujer en el ámbito público durante los últimos diez años?
La Constitución del 98 dio algunos derechos de avanzada a las mujeres, pero definitivamente la de 2008 ha sido la que establece normas más claras de paridad, de participación equitativa y algunas leyes complementarias específicas que hacen que, por ejemplo, Ecuador sea pionero en tener una Corte de Justicia con equidad de género, que tenga una Asamblea con tres mujeres presidiéndola. Además, el 30% de autoridades locales son mujeres. Todavía tenemos pocas prefectas, pero muchas alcaldesas y dignatarias de juntas parroquiales, concejalías, lo cual muestra una irrupción del género femenino en la política.

Por primera vez en este período hay tantas mujeres ministras en áreas duras de la política pública. De alguna manera ha sido una conquista de la mujer estar en áreas sociales, pero ahora ellas lideran ministerios como el de Defensa, algunas son ministras coordinadoras o altas funcionarias. Todo gracias a sus méritos.

¿Hay avances en la legislación, tomando en cuenta que la Constitución ha sido redactada incluyendo los dos géneros?
Es muy progresista. Se reconocen todos los derechos sociales, económicos, políticos, culturales y también el de la seguridad social y el reconocimiento del trabajo doméstico no remunerado, que es uno de los trabajos invisibles de las mujeres... De ahí vienen otras leyes que van concretando a esta, como la de Discapacidades; el mismo Código Integral Penal, que protege la vida, sanciona el femicidio y la violencia contra las mujeres. Ahí se suman las políticas públicas que ayudan a mejorar la condición de la mujer, como en el área de la salud, la prevención del embarazo adolescente, el cuidado a la maternidad, que es algo que se ha mejorado con la red de servicios de salud.

En la actualidad hay mujeres que no ven la maternidad como un rol principal a cumplir. ¿Cuál es su posición?
En las sociedades, la construcción de roles para hombres y mujeres es cambiante, algo que determina la cultura, no solo la biología. Hombres y mujeres podemos ser padres, pero esa es una decisión personal, no debe ser una imposición.

La sociedad se ha abierto mucho en el campo de oportunidades, entonces es legítimo el papel de las mujeres que escogen la maternidad como el de las que optan por realizarse en otros ámbitos, como el área profesional... No obstante, la maternidad tiene que ser fortalecida por el Estado, de lo contrario, criar un niño sin guardería, sin apoyo estatal, sin sistemas de salud, termina muchas veces recargando a las abuelas y a la familia de la madre.

El movimiento feminista respalda el derecho de las mujeres a decidir sobre su cuerpo y defiende al aborto. ¿Qué opina?
Creo que la postura del Gobierno Nacional ha sido mantener lo que ya está en nuestro Código Penal. Es un tema muy polémico, pero creo que el aborto nunca es deseable porque afecta la salud y la vida de la madre. Es un riesgo, no es un método anticonceptivo. Es una opción en casos extremos, pero creo que no es la solución, más bien se debe trabajar en prevención y educación sexual... La política del Gobierno es aplicar la educación en valores, lo que va a permitir vivir la sexualidad -que es un plano hermoso y complejo- con mayor responsabilidad.

¿Se podría hablar de una sociedad ecuatoriana más incluyente?
Creo que sí, pero quizá la conclusión este 8 de marzo es no estar satisfechas con lo alcanzado, todavía nos falta mucho.
Hay estereotipos culturales, todavía hay violencia contra las mujeres, discrimen de género y no hay una plena igualdad de oportunidades. Habiendo avanzado mucho con la Revolución Ciudadana, yo diría que nos quedan bastantes retos por cumplir, pero estamos en el camino correcto.

¿Considera que todavía hay desigualdad entre la mujer urbana y la rural?
Sí. La pobreza, desgraciadamente, en nuestros países tiene rostro de mujer... En lo rural persiste un mayor porcentaje de analfabetismo, históricamente. El peso del trabajo doméstico no remunerado es más visible en las zonas rurales.

¿Cómo pueden cambiar los estereotipos culturales y la mentalidad machista?
Lo básico es la educación en igualdad, una cultura de paz, respeto y tolerancia al otro.

Hace falta una ruptura de ese concepto patriarcal de que el hombre manda sobre la mujer y que tiene más derechos sobre ella. Hay una construcción muy fuerte que todavía es visible en sociedades machistas, como la nuestra. Por ejemplo, mientras los medios de comunicación no fomenten un respeto a la mujer y la publicidad sea sexista, es decir, que sigan usando el cuerpo de la mujer como objeto para vender un producto cualquiera, seguirán construyéndose antivalores en la sociedad.

¿Hay que trabajar desde la primera infancia para que niños y niñas constaten la igualdad de oportunidades entre ambos?
El currículum desde la primera infancia apuesta a la igualdad y a promover roles no estereotipados. Si un niño quiere jugar con la cocina, qué bueno; y si la niña quiere jugar con carros, también. Porque esos niños son los ciudadanos del futuro, deben formarse con libertad y toda la potencialidad para desarrollarse.

LAS MUJERES Y LA REALIDAD ECUATORIANA

El 52% de hogares ecuatorianos tiene a la cabeza a una mujer con al menos un hijo a su cuidado. Viven en pobreza y, por ello, hay un importante número que recibe el Bono de Desarrollo Humano a través del MIES.

El 93,13% de entregas se destina a las mujeres; el 90,76% de ellas recibe microcréditos para emprender algún negocio. Se han entregado 175 mil créditos de desarrollo humano (115 mil millones de dólares).

Alrededor de 568 mil adultos mayores son jefes de hogar, el 36,1% es de mujeres.

El MIES trabaja para la atención de mujeres en los centros infantiles, brinda asesoría a las madres de familia, apoyo a la inclusión laboral, consejería exclusiva a los adultos mayores.

El MIES y los Consejos de Igualdad elaboraron un informe sobre los mensajes en los medios de comunicación. El análisis concluyó que todavía prevalecen mensajes sexistas, discriminatorios y machistas contra las mujeres.