El 70,7% de los pequeños se mostró entusiasta a pesar de los peores momentos de su enfermedad
Gracias al optimismo, los niños son los mejores luchadores contra el cáncer
En comparación con un adulto, un niño tiene 5 veces más probabilidades de sobreponerse a una enfermedad como el cáncer. Su optimismo y alegría son la mejor medicina contra el mal. Un estudio del Hospital Materno Infantil Vall d’Hebron y de la Universidad Autónoma de Barcelona, España, evaluó los niveles de ánimo y esperanza durante los peores momentos del proceso oncológico en una muestra de adolescentes en remisión.
El 70,7% de ellos manifestó permanecer entusiasta en los peores momentos de su enfermedad, con independencia de la evolución de la patología. La investigación señaló que el optimismo es una condición necesaria para sobrellevar la enfermedad, incluso es probable que pueda facilitar la ocurrencia de otro tipo de variables que desarrollen un efecto más significativo en el período de supervivencia.
Algunos trabajos indican que optimistas y pesimistas utilizan estrategias de afrontamiento diferentes frente al estrés. Aquellas personas con una visión positiva frente a la vida suelen estar más centradas en la solución del problema, mientras que las estrategias de los pesimistas están orientadas hacia la evitación del inconveniente utilizando la negación, distanciamiento mental y actividades distractoras.
La leucemia linfoblástica aguda es la patología más frecuente en pediatría (45%), en segundo lugar lo ocupan los tumores de sistema nervioso (9%); tercero, linfomas (8.5%); y cuarto, retinoblastomas (6%). En 2014 se detectaron 209 casos nuevos de cáncer infantil en pacientes de 0 a 14 años. La leucemia linfoblástica aguda la padecen niños con edades comprendidas entre 2 y 8 años.
El cirujano oncológico pediátrico Juan Carlos Vicuña se refirió a este problema de salud durante el Congreso Nacional de Oncología, realizado por la Sociedad de Lucha contra el Cáncer (Solca) en Guayaquil.
“En la leucemia lo importante es el diagnóstico, el estudio citogenético para detectar si existen translocaciones y determinar si se requiere una quimioterapia más agresiva. En la recaída se opta por los trasplantes de médula ósea”, expresó.
Añadió que cada vez se trabaja más en el campo psicológico y en la actitud, en relación al paciente que está en el tratamiento. Los resultados han sido visibles a lo largo de su experiencia médica. “Una vez que los niños se incorporan al procedimiento farmacológico las actitudes en general son muy positivas, incluso se ve un ejemplo de sobrevivencia. Ellos demuestran que son más luchadores que los adultos”.
Asegura que las tasas de sobrevida son prometedoras al alcanzar el 90%, pero los médicos aún tienen que luchar contra el abandono de los pacientes, el cual representa el 20%. “El paciente bajo tratamiento a veces lo deja por condiciones sociales, económicas, culturales o idiosincráticas y tiene una recaída o fallece”.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) enfatiza que el cáncer pediátrico no es prevenible, pero se puede detectar oportunamente, lo que aumenta la oportunidad de curación. En los últimos años se han registrado avances muy importantes en el tratamiento, como la introducción de la radioterapia y la quimioterapia, así como la creación de nuevos protocolos clínicos controlados y pautas más adecuadas para cada neoplasia y para cada paciente.
Si bien no es mucho lo que se sabe acerca del origen del cáncer en los niños, se puede mencionar algunos factores que han sido asociados a la aparición de algunos tipos de displasias.
El primero es la exposición a rayos X durante el embarazo que podría aumentar el riesgo de cáncer de los niños. Además, algunos medicamentos podrían tener efectos carcinogénicos cuando son administrados a la madre durante el embarazo, un ejemplo es el dietilestilbestrol (un estrógeno sintético). También la exposición a plaguicidas se ha asociado con la leucemia, el linfoma no Hodgkin (tipo de cáncer en los linfocitos) y neuroblastoma, mientras que solventes como el benceno representan un factor de riesgo de leucemia en niños.
El componente N-nitroso que se encuentra en algunos alimentos y el tabaco consumidos durante el embarazo pueden inducir tumores del sistema nervioso central, en tanto el alcohol y algunos diuréticos usados durante el embarazo han sido vinculados a tumores infantiles, como neuroblastoma y tumor de Wilms.
Entre los factores de riesgo de cáncer también se encuentran los genéticos, familiares y la edad, como en cualquier enfermedad pediátrica. Hay formas de esta patología que aparecen más frecuentemente en el lactante, otras en el preescolar o escolar y otras que son propias del adolescente.
Vicuña destacó la importancia de los encuentros científicos como una oportunidad de socialización que permita encaminar a los pacientes en los tratamientos oncológicos.
En el evento, que tuvo una duración de 3 días y culminó ayer, también se abordaron terapias sobre el cáncer de mama, papiloma virus y cáncer de cérvix, digestivo (estómago, colon, etc.), de piel; avances en la cirugía laparoscópica y guías médicas.
Jorge H. Milone, jefe de Área de Hematología del Hospital Italiano de La Plata, disertó sobre el tratamiento de los linfomas indolentes.
Los linfomas son formaciones malignas del tejido linfoide, el cual forma parte del sistema inmune y se encuentra constituido por los ganglios linfáticos, la médula ósea, el timo y el bazo. El tratamiento está basado en el consumo de medicinas y la inmunoterapia. (I)