Gabriel mejora su independencia gracias a la terapia con caballos

Gabriel sonríe y se siente poderoso cuando está sobre el caballo. Sus ojos ya no están apagados como antes, ahora brillan y tienen vida. “Jamás pensé que este tipo de tratamiento estaría a nuestro alcance”, son las palabras de Carlos Ch., padre del pequeño de 3 años, quien nació con una enfermedad que le produjo discapacidad mental.  Por ello acude todos los meses a la hipoterapia (terapia integral para promover la rehabilitación a nivel neuromuscular, psicológico, cognitivo y social por medio del caballo como herramienta terapéutica).

En cambio, Jorge Luis, de 9 años, llega desde Latacunga hasta Quito junto a sus padres para someterse a a terapia de rehabilitación lingüística porque no hay en la provincia de Cotopaxi. “Mi hijo nació en el Hospital de Latacunga, fue diagnosticado de atresia congénita de oído (malformación congénita importante que está asociada al pabellón auricular). Esta situación fue devastadora y pensé que no había cura, pero me alegré mucho cuando me hablaron de estos centros. Cada vez está mejor y lo bueno es que los tratamientos son gratuitos”, narró Jorge C., padre del niño.

Estos servicios son  algunos de los que ofrece  el Centro de Rehabilitación Integral Especializado (CRIE) del Ministerio de Salud Pública en Conocoto, al sureste de Quito. Al igual que este centro existen 4 más a nivel nacional, ubicados en Guayaquil, Portoviejo, Ibarra y Cuenca.

Los CRIE son centros especializados de tercer nivel de atención. Cada uno tiene una cartera de servicios acorde al nivel de atención y capacidad resolutiva, donde se brinda ayuda a personas con discapacidad transitoria (postquirúrgicos de cirugías traumatológicas, posterior a accidentes de tránsito, secuelas de accidentes cerebrovasculares y otros), y permanente (niños de alto riesgo que al nacer presentan secuelas graves, físicas o con síndromes por lesiones genéticas como down, asperger, etc).

Estos centros atienden en consulta externa con acupuntura, fisioterapia, neurología, odontología, oftalmología, pediatría, traumatología, neuropsicología adulta e infantil, psicología. Además, tienen terapias de lenguaje, física, ocupacional, pediátrica, hipoterapia (menores de cinco años), psico-rehabilitación, psicopedagogía y el servicio auditivo oral para menores de 18 años.

En los CRIE se atiende a pacientes que provienen de varias provincias del país. A ellos se les brinda un programa de trabajo integral con la familia, que debe dedicar un tiempo considerable a las terapias de rehabilitación. También existe un equipo multidisciplinario de pedagogos especialistas en manejo de niños, psicólogos, terapeutas, entre otros.

Shumar Tipán, fisioterapeuta del CRIE Conocoto, recuerda el caso de un infante diagnosticado con parálisis cerebral, deficiencia visual, auditiva y grado moderado de retraso mental. “Siempre recuerdo este caso para motivarme en momentos difíciles. Pensamos que no iba a responder de la forma que lo hizo, pero gracias a la constancia de los padres y de quienes estuvimos en sus terapias, se lograron cosas excepcionales. Pudimos ver cómo el niño empezó a controlar su cabeza, logró sentarse, gatear y finalmente con apoyo de un andador dio sus primeros pasos”, recuerda.

Para los especialistas es importante que en todas las terapias exista la participación de la familia, pues esto crea un vínculo más afectivo y fuerte para que los tratamientos tengan éxito. Por ejemplo, en las terapias de rehabilitación lingüística, los padres aprenden estrategias de estimulación lingüística y trabajan a la par con sus hijos.

Los CRIE tienen sitios adecuados para los tratamientos. Por ejemplo, hay gimnasio, piscina para hidroterapia, salas de tratamiento oral y auditivo.Actualmente, el espacio para hipoterapia solamente existe en Conocoto.