Gustavo Dávila, director de la Fundación Jóvenes contra el cáncer Ecuador (JCCE), respondió de forma pública las afirmaciones hechas por Carina Vance, ministra de Salud Pública (MSP), el lunes pasado.

En rueda de prensa, Vance indicó que de los 150.000 dólares entregados en el año 2011 por  la cartera de Estado a la fundación, únicamente han sido justificados 66.000 dólares, razón por la que no se renovó el convenio este año.

Dávila aseguró que el 16 de agosto de 2012 se remitió el primer informe técnico y financiero con los respectivos respaldos a Olga Peña, funcionaria del MSP. Mientras que el segundo documento fue entregado el 14 de marzo del presente año. “Tenemos un email de Juan Sánchez, otro funcionario, quien  nos puso seis observaciones después de auditar las cuentas de la fundación. Sánchez nos envió esta información el 13 de junio y  respondimos esos detalles el 20 de junio de este año”.

En una intervención en días pasados, la ministra Vance habló de la presentación de facturas correspondientes a bebidas alcohólicas. “Dijo que tenemos facturas de cerveza y vino. Sobre la cerveza fueron dos de marca Pilsener para una instructora que viajó a Galápagos para dar talleres. Eso fue aclarado a Sánchez mediante correo electrónico. Y en lo que respecta al vino, se compraron seis botellas para la Convención Mundial de JCCE”.

Esta fundación es conformada por 210 jóvenes. Desde 2007 han fallecido 107
por cáncerLos chicos brindaron con cola y los invitados especiales con vino. Si contratábamos el servicio de catering nos cobraban más de 1.000 dólares. Estamos cuidando los fondos del Estado”, aseguró.

Según Dávila, en la Convención Mundial se invirtieron 33.300 dólares, 29.990 dólares se usaron en  la compra de un vehículo para movilizar a los pacientes y las brigadas a nivel nacional.

El propósito del evento, indicó la fundación, fue intercambiar experiencias y crear políticas de derechos en  los jóvenes que viven con esta enfermedad terminal. En la convención estuvieron presentes 150 representantes de 13 países del mundo.

En las charlas y talleres de médicos y pacientes se invirtieron 21.256 dólares y en las jornadas oncológicas    10.921 dólares. Mientras que 8.270 dólares se destinaron a sueldos del personal técnico.

Indicó que la importancia de estas charlas radica en el respaldo psicológico y en el manejo emocional de la enfermedad. “Nos dijeron que tenemos un vehículo de lujo y respondimos que sí. De hecho esto fue aprobado por el exministro David Chiriboga para trasladar a los chicos  a sus quimioterapias”, agregó.

Una relacionista pública, dos psicólogas, dos asistentes, una contadora y una persona encargada del trabajo social son los colaboradores de la fundación.

Vance anotó que a nivel nacional existe suficiente abasto de medicinas oncológicas, a excepción de la Citarabina, que  fue suspendida, temporalmente, por el inconveniente surgido con la farmacéutica Bancology, que modificó sus etiquetas.

Sin embargo, Dávila mencionó que la Citarabina no fue la única medicación que no ha sido entregada a los jóvenes. “Sí hay desabastecimiento de la Mercaptopurina (quimioterapia oral a los pacientes con leucemia).

Otro medicamento que no hay es el Ondansetron (evita las náuseas y vómitos causados por la quimioterapia). Mientras que la Citarabina llegó hace 15 días”, dijo.