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La fiesta del enteche y de la puesta de la cruz se revive en Las Herrerías
Colocar la última teja y poner una cruz sobre el techo de la casa, esto en los años 60, 70 y 80, era más que una tradición, era una obligación religiosa en la provincia del Azuay, incluida la ciudad de Cuenca. A este festejo se le denominaba Huasipichana.
El dueño de la vivienda, invitaba a los amigos, vecinos y familiares para este acontecimiento, él creía que al colocar una cruz sobre el techo de su vivienda, a más de la muestra de fe religiosa, era para “ahuyentar los malos espíritus, e incluso, para que la casa tenga larga vida”.
Había un complemento. Los dueño de la vivienda por estrenarse, debían conseguir un compadre, para que éste sea el encargado de subir y colocar la cruz, que en unos casos era de metal, mármol y también de madera.
Según, María Teresa Gallegos, moradora del barrio las Herrerías, en Cuenca, el Huasipichana, es festejado, no solo con los invitados, sino también con los trabajadores, los que construyeron la casa. “Se comienza con la velación de la cruz en la noche anterior, luego viene la bendición de la misma y posteriormente el compadre sube al techo para colocar el crucifijo”, dijo.
Gallegos indicó que esta tradición se esta perdiendo. “Los jóvenes no saben lo que es una Huasipichana, pero lo bueno es que se unen a nuestro festejo popular”, dijo.
Gallegos insiste que la cruz tiene que ser bendecida por un sacerdote, “caso contrario no tiene valor”.
Fausto Cardoso Martínez, catedrático universitario, indicó que la Huachipichana, es un acto de mucho significado para los dueños de la vivienda.
“Es un momento que va más allá de la tradición o de la alegría del dueño de la casa”, indicó, agregando que en el campo aún siguen conservando estas tradiciones. Para Cardoso toda esta experiencia de recuperar las casas patrimoniales y festejar con el Huasipichana, nació en Sucudel, (parroquia azuaya), donde les tomó tres años hacer entender esta costumbre, “luego se pasó a San Roque en Cuenca, y ahora en el barrio de las Herrerías”, dijo.
“En la parte rural, durante el festejo, se incluye la pampamesa (comida que es tendida en un mantel, en el piso)”, dijo e indicó que en las zonas rurales existe una mayor organización, antes que ser una obligación. “En Susudel no se ponen cruces de hierro, se ponen cruces de madera, pero tienen el mismo significado”, acotó Cardoso.
Para rescatar estas tradiciones se aprovechó la reparación de 19 viviendas en el barrio Las Herrerías de Cuenca, esto en el sur de la ciudad.
Luego de 77 días de trabajo, el proyecto “Ciudad Patrimonio Mundial” de la Universidad de Cuenca y de la Municipalidad de Cuenca, contó con el apoyo de los vecinos.
Al terminar el proyecto se realizó un evento denominado la “Fiesta del Enteche”, con la simbólica colocación de las cruces y luego con una concentración en la Plaza del Herrero, allí se entregó de manera simbólica las edificaciones a los vecinos.
Desde el 14 de mayo de 2018, la vida de los herreros de Cuenca se trastocó temporalmente. Desde aquel momento, estudiantes, profesores, maestros y miembros de las Fuerzas Armadas Ecuatorianas, iniciaron las actividades de la IV campaña de mantenimiento de dicho proyecto, donde se intervino en sus edificaciones históricas, que hacen parte del sitio UNESCO, declarado en 1999 como Patrimonio de la Humanidad.
Un equipo técnico de más de 200 personas tuvo que empeñarse en la conducción y ejecución del proyecto.
En dos meses y medio, se intervino en las edificaciones, privilegiando las partes más vulnerables: cubiertas, estructuras, carpinterías, fachadas e instalaciones, para mejorar las condiciones de habitabilidad de los inmuebles. (F)