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El Telégrafo
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Familias diversas, tema que preocupa al Vaticano

Familias diversas, tema que preocupa al Vaticano
07 de noviembre de 2013 - 00:00

Hace siete años Ana Lucía Almeida y Cristian Cárdenas formaron un matrimonio por la vía civil, el cual alberga a tres hijos producto de anteriores relaciones.  

Ambos idealizaron sellar su compromiso con la “bendición de Dios”, pero  la Iglesia católica no lo permitió.   “El Padre me explicó que si uno de los dos ya se casó antes por la iglesia, no podía volver a hacerlo”, comenta Ana, quien buscó apelar la decisión sin éxito y solo les fue permitido participar en  una ceremonia de bendición de aros en una iglesia de Quito.

A la celebración religiosa, Ana no pudo acudir con velo ni vestido blanco -habitual en las novias- porque le indicaron que la Iglesia no lo permite. “Creo que fue discriminatorio, pero al mismo tiempo no sería bien visto que quienes se divorcien continuamente puedan casarse varias veces por la iglesia”, aseguró.

Esta familia es solo una de las varias que conviven en Ecuador y en el mundo. Por ejemplo, existen las uniones de hecho, parejas del mismo sexo o aquellos matrimonios con parejas de distintas religiones.

Esta realidad impulsó al Vaticano a pronunciarse con respecto a la composición de la sociedad moderna. El pasado martes la institución católica difundió un cuestionario de 38 preguntas sobre los tipos de familias y su tratamiento en el ámbito pastoral.  

El mes pasado, el cuestionario fue enviado a las conferencias episcopales de cada nación católica con el propósito de preparar el Sínodo de Obispos sobre la familia, que se celebrará del 5 al 19 de octubre de 2014.

El cuestionario que el Vaticano publicó  tiene 38 preguntas sobre los nuevos escenarios de la familia modernaEstá previsto que en ese encuentro, el papa Francisco discuta con los obispos acerca de posibles reformas a la curia.

El texto además analizaría otros casos como la familia monoparental, la poligamia, los matrimonios concordados con la consiguiente problemática de la dote (entendida como precio para adquirir la mujer) o el sistema de castas.

También averiguaría cómo se transmiten y son receptadas las enseñanzas religiosas a los católicos; la  situación de los creyentes divorciados y vueltos a casar en cuanto a la imposibilidad de recibir los sacramentos; el porcentaje de familias que hay en uniones no religiosas ni civiles; y aquellas del mismo sexo.  

En Ecuador cada vez se conocen más casos de familias que mantienen una dinámica  “no tradicional”. Por ejemplo, las parejas del mismo sexo que viven en unión de hecho, como es el caso de Rosa Paredes (42 años) y Gabriela León (37 años), juntas hace nueve años.

Rosa es feliz con su pareja y dice sentirse “bendecida por Dios al asumirse como lesbiana”. Es católica, pero “no practicante”, pues cree que la institución religiosa debería reconocer las uniones distintas porque también expresan amor y respeto. “Yo antes me consideraba un miembro activo de la iglesia, pero si ésta dice que lo que estás haciendo es pecado y  te  discrimina, yo no lo comparto”, manifiesta.

Para Rosa, la unión de hecho de parejas del mismo sexo no es suficiente. A su criterio, debería considerarse un matrimonio como tal.

La pareja cuida de la madre de Rosa, que padece Alzheimer: “Ahora somos dos hijas para cuidar a mi madre. Compartimos todo como lo haría una pareja común”.

DATOS

La consulta fue enviada por el Vaticano a las conferencias episcopales de todo el mundo para que los obispos se pronuncien sobre  la situación de sus comunidades. Los obispos tienen  hasta enero de 2014 para responderla.

Con esas respuestas se elaborará un documento para el Sínodo de Obispos sobre la familia que se desarrollará el próximo año. Tras la reunión, el papa Francisco  analizará posibles reformas.  

El cuestionario
incluye preguntas sobre el matrimonio, el aborto, la unión libre y de parejas del mismo sexo. También aborda temas sobre la educación cristiana.
También están aquellas parejas de unión libre que no han pensado en la posibilidad de casarse por la iglesia porque no creen en ella.

Pamela Sandoval tiene 36 años y vive con su pareja desde hace tres. Ella no cree en el catolicismo, nunca lo ha hecho, pero considera que “la iglesia no acepta las uniones libres por prejuicios y tradicionalismo”.

Su relación de pareja ha sido muy buena a lo largo del tiempo. Dice que al vivir en unión libre  la confianza en el otro es muy importante y “necesita de un alto grado de madurez de ambas partes”. Incluso, explica que, en ocasiones, el matrimonio mantiene las relaciones por obligación y no por amor.

Desde una mirada más global Pamela cree que la sociedad se ha apartado de la religión porque existen muchas incongruencias de  la iglesia. “Es bueno recordar que el catolicismo lo trajeron los españoles para de alguna manera someter a nuestra cultura”, aseveró.

La diversidad religiosa tampoco ha sido un impedimento para formar un hogar. Fabricio Chicaiza (32 años) practica la doctrina de los testigos de Jehová, mientras su esposa, con quien convive hace cinco años, es católica. Los dos decidieron no jurar su amor en un altar sino ante un juez y, desde entonces, la religión quedó fuera del debate. “La consulta es interesante para los católicos, porque intentan saber cuál es la situación de las familias. 

Es una religión bastante libre, por lo que no creo que en la actualidad sea un gran conflicto que en una pareja haya distintas religiones. Con mi esposa lo sabemos sobrellevar, conversamos mucho y cedemos en algunos ámbitos”, afirma.

Sin embargo, hay un aspecto en el que no han logrado un acuerdo: la transfusión sanguínea, algo que está absolutamente prohibido entre los testigos de Jehová. “Es un tema que aún debemos conversar, sobre todo después de la llegada de los hijos, pero sé que sabremos afrontar una situación así”.

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