A puertas de que el periodo presidencial de Ollanta Humala culmine en el Perú, pocos son los frentes de su administración que gozan de la simpatía popular. Beca 18, un programa que permite acceder a la educación superior a los jóvenes en situación de pobreza, es uno de los más representativos.

Creado en 2012, el plan busca la inserción de estudiantes con los mejores puntajes en las principales universidades e institutos tecnológicos, públicos y privados, del país. Hoy, unos 45 mil hombres y mujeres cursan estudios en medio centenar de centros de formación asociados bajo esta idea.

La cifra sorprende en un país donde la crisis educativa ha desprestigiado la educación pública, y en el que el nivel de subempleo de los profesionales bordea el 48%.

Cuando Beca 18 fue creada, se esperaba que unos 25 mil peruanos fueran los beneficiados. Pero la inversión del Estado, que se calcula superará los 2.500 millones de soles al terminar el gobierno de Humala, se encargó de posicionarlo como uno de los programas principales del Gobierno.

Se procura que los beneficiarios de Beca 18 tengan cobertura integral de sus necesidades. Alimentación, hospedaje, transporte y seguro de salud son parte de esta garantía.

Un becario ingresa a una planilla de pago mensual, igual que un obrero del Estado, pues es considerado un trabajador público del conocimiento. Debe presentar un listado de asistencia para que, cada fin de mes, su ayuda económica sea depositada.

El programa ha cuidado que su funcionamiento sea inclusivo. Un 95% de los distritos del país tiene, al menos, un representante que estudia bajo esta modalidad.

Del universo total de becarios, el  23% proviene de familias en condiciones de pobreza, y el 73% de pobreza extrema, lo que en el discurso oficial aparece como uno de los logros que evidencian el trabajo del gobierno por los más desprotegidos.

Las universidades e institutos a los que los chicos ingresan son en un 63% públicos, sin beneficio de lucro, mientras que el 23% restante es ocupado por universidades privadas, muchas de ellas, con firmes objetivos empresariales.

A pesar de que las autoridades del Programa Nacional de Becas y Crédito Educativo (Pronabec), encargadas del desarrollo de Beca 18, mencionen que la selección de centros de estudio se rige por el nivel de acreditación en calidad educativa, y por la capacidad de inserción laboral de sus alumnos, las críticas han puesto el ojo sobre las universidades privadas que reciben a los becarios, y con ellos, a una manutención constante del Estado.

El programa, inspirado en un modelo similar llevado adelante en el gobierno de Lula, en Brasil, halla obstáculo en la debilitada educación universitaria pública que Perú posee actualmente. “No se han habilitado programas complementarios que busquen renovar la educación superior, o potencializar carreras con demanda e impacto social, se ha cumplido apenas con un primer paso: intentar insertar a los más desfavorecidos en el sistema universitario”, señala Antonio Vilchez, analista educativo.

Para este año, unas 5 mil becas se habilitarán, sumando alrededor de 50 mil beneficiarios al finalizar el gobierno de Humala. Con tal nivel de expansión del programa, las alternativas de formación se han diversificado, dando paso a la creación de iniciativas como Beca 18 internacional, programa que sostiene a estudiantes en Francia, Honduras y Cuba.

En el tiempo que el programa viene ejecutándose, unos 2 mil estudiantes de institutos superiores han logrado graduarse. Todos ellos, con un puntaje promedio mayor que el de los alumnos regulares.

De acuerdo con estadísticas del Pronabec, el 90% de esos graduados se encuentra laborando en sus especialidades. Para 2016 se espera unos 3 mil graduados más, 2 mil de ellos pertenecientes a las primeras promociones de estudiantes universitarios.  “El reto es mayor si miramos la necesidad de que estos chicos superen el subempleo. No conozco de ningún plan de retorno a sus departamentos de origen, a sus ciudades natales, donde se podría potencializar sus aportes al desarrollo sectorial del Perú, ese sigue siendo uno de los puntos ciegos del proyecto”, dijo Vilchez.

Sobre las críticas el gobierno prefiere la certeza de la estadística. Se calcula que con la inversión que se realizará hasta julio, mes en el que Humala dejará el poder, unos 90 mil peruanos terminarán 2016 como beneficiarios de este programa. La mayor cifra de estudiantes beneficiados por el Estado en la historia de este país. (I)