Los alimentos no son mágicos  y por eso no hay uno que por solo consumirlo acelere el metabolismo, esto depende de un conjunto de factores que están relacionados con la alimentación saludable y el ejercicio frecuente.

A esto se suman las condiciones de cada persona; por ejemplo, en el caso de las mujeres que al llegar a la menopausia suelen tener un metabolismo más lento, lo que es causado por los cambios hormonales.

La nutricionista del Wellness Center by Freelife, Daniela Guerra, resalta que hay enfermedades que hacen lento el metabolismo, como el hipotiroidismo, mientras que el hipertiroidismo lo acelera.

Por ello es necesario que un profesional analice cada caso. La experta señala que en ocasiones solo se necesita establecer un horario de alimentación, al igual que para dormir, esto con el fin de regular el organismo.

Por ejemplo si desayunamos a las 07:00, la última comida debería ser a las 19:00, porque las personas tenemos “un reloj interno o ciclo circadiano” que controla las hormonas y facilita el metabolismo.

Hábitos saludables
La recomendación es adoptar un estilo de vida saludable. Con ello coincide la naturista Sandra Mercado, del Centro de Biomagnetismo Médico, quien recalca que en la actualidad el metabolismo de muchos jóvenes es lento por la mala alimentación y el sedentarismo. “Las personas llegan al centro con las arterias tapadas a causa del exceso de comida basura”.

En este sentido una de sus recomendaciones es tomar un té especial que ayuda a que el metabolismo se active. Mercado explica que al principio las personas no sienten el efecto, porque los poros están tapados, pero luego de cuatro días de ingerirlo se siente calor y ayuda a generar una termogénesis.

También ayuda a transpirar y eliminar las grasas que se acumulan en el cuerpo. El té se lo puede ingerir después de las comidas. En tanto que Daniela Guerra no cree que solo el té logre acelerar el metabolismo, aunque sí es partidaria de que sus pacientes lo consuman. Esta bebida caliente genera un estado de saciedad -afirma- porque evita que las personas coman en exceso. Aconseja la ingesta de bebidas calientes.

Se trata de un hábito nuevo, saludable y que siempre y cuando sea natural no causa ningún problema en el organismo.

Por su lado, Sandra Mercado destaca que antes sus pacientes eran mayoritariamente adultos mayores, pero ahora estos llegan con sus nietos, porque tienen hígado graso o problemas de colesterol y triglicéridos; aunque tengan 16 años de edad.

Dice que al cabo de 30 días se empiezan a ver los resultados, aunque para ello deberán ayudarse con una alimentación balanceada y ejercicios regulares.

Un ejemplo es el de Ana, de 42 años, quien a los 20 alcanzó un peso ideal, pero con el pasar del tiempo subió. Ahora ella nota que se le complica eliminar el sobrepeso. Quiere bajar no solo para verse mejor y que la ropa le quede mejor, sino por salud, puesto que nota molestias en sus tobillos y rodillas.

Antes con un poco de decisión -y reduciendo ciertos carbohidratos- bajaba en poco tiempo. Ahora lleva un año en el intento y no consigue los resultados. La nutricionista dice que se trata de un compromiso serio.

“Personas que quieren bajar de peso acuden al nutricionista, pero en el camino no cumplen con las indicaciones, ahí no hay resultados”. Guerra explica que se requiere de mucho compromiso, porque se eliminan las calorías que las personas están acostumbradas a ingerir y se aumenta la actividad física.

A partir de ese momento es cuando se empieza a quemar grasa; por ello es importante que la dieta sea individual. Asimismo, explica que para que sea saludable bajar de peso y que no exista el efecto rebote debe contemplar cuáles son las necesidades alimenticias de cada persona.

“Por ejemplo, si alguien ve en internet que se puede bajar comiendo solo piña, claro que se baja de peso, pero de forma negativa, porque se ocasiona un desbalance hormonal u otras consecuencias”.

Existe una diferencia entre hombres y mujeres. Ante esto  Guerra dice que a ellos les resulta más fácil perder peso cuando se lo proponen.

Se estima que a los 30 años se empieza a complicar la quema de calorías, sobre todo cuando no hay hábitos de ejercicios de fuerza que ayuden a mantener el músculo. Esto se agudiza a partir de los 40 porque hay pérdida de hormonas. (I)