Esterilización felina, un acto de amor por nuestras mascotas

Permitir que tu gato o gata salga de casa sin haber sido esterilizado puede resultar en que adquieran enfermedades graves o que las transmitan a otros felinos, además de embarazos a las gatas que no tengan hogar y esto incremente el número de animales callejeros.

Las gatas empiezan desde los cinco meses a estar en celo. Esto se refiere a sus periodos fértiles que usualmente se dan en los meses de mayor incidencia de luz solar. Las gatas atraviesan esta etapa con cambios en su comportamiento como maullidos muy insistentes, agudos y en tono alto, frotamiento contra objetos o nuestras piernas, eliminaciones de orina fuera del arenero, etc.

En cambio, los gatos activan la detección del celo desde el séptimo al noveno mes de vida.  Las gatas emiten feromonas inapreciables para los seres humanos, pero irresistibles para ellos. Así, los machos estarán nerviosos y marcarán con orina su territorio e intentarán fugarse. Si consiguen llegar a una gata es posible que se encuentren con otros felinos y se peleen, que incluso producen lesiones de gravedad.

La hembra es la que elige al gato y lo acepta por el celo, inducido por las hormonas. Muerde a la hembra por la nuca, e introduce el pene espinoso.  Ella grita de dolor por los cortes y no de placer. El gato sujeta a la gata con fuerza ya que busca perpetuar la especie.

La reproducción es una situación de riesgo para el contagio de enfermedades como la inmunodeficiencia o la leucemia felina. Por esto es que muchas organizaciones de protección animal fomentan la esterilización de los animalitos para poder prevenir sobre población, enfermedad y situación de calle de más animalitos.