Equilibrio y destrezas en maratón de los meseros
“Se ve fácil esa movida”, decía un hombre que se ejercitaba el jueves por la mañana en un tramo del puente ZigZag, ubicado en la Av. Carlos Julio Arosemena, sobre el estero Salado. “Ja, ya te quiero ver si puedes”, le respondía su compañero.
Los transeúntes se mostraban sorprendidos ante las maniobras que varios meseros como Kimberly Suárez hacían con sus bandejas metálicas, las cuales contenían tres vasos plásticos llenos de jugo de naranja artificial. Ella era parte del grupo de 22 camareros de diferentes restaurantes y establecimientos de estudios de la ciudad que acudieron hasta este viaducto, donde se desarrolló la Maratón de Meseros, organizada por la Asociación de Profesionales de Turismo y Hotelería (APTH), en el marco del Día Mundial del Turismo, el próximo 27 de septiembre.
“Lo que más me ha ayudado a adquirir experiencia han sido los trabajos que he tenido en hoteles en Playas y en diferentes bares y discotecas de la ciudad, siempre como mesera”, explicó Suárez, estudiante de Hotelería y Turismo de la Facultad de Comunicación Social de la Universidad de Guayaquil (FACSO).
La competencia consistía en recorrer el puente portando un charol con tres vasos llenos de bebida. La consigna para los concursantes -que lucían apropiadamente vestidos con sus uniformes de servicio- era que en el arranque y en el final de la carrera el líquido permaneciera en el vaso.
Siete estudiantes de la Facultad de Educación Física que hacían las veces de jueces se colocaron a lo largo de todo el ZigZag para controlar que los competidores cumplieran las bases del concurso. “Yo tengo años en esta profesión y aunque nunca hice estudios, todo lo que aprendí lo hice en mi trabajo”, dice Juan Carlos Salazar, un mesero de 27 años que viste un elegante corbatín y que labora en el Hotel Sheraton desde hace 6.
Juan Carlos obtuvo el tercer lugar en la primera competencia que se desarrolló en el 2010, en las escalinatas del Cerro Santa Ana. “Al principio era complicado porque había que tener mucho equilibrio, especialmente cuando hay eventos y toca llevar las charolas llenas de bebidas. Una vez casi mojo a una clienta, pero ahora ya estoy acostumbrado y lo hago sin dificultad”, explica riendo.
“Un mesero debe de tener algunas habilidades como fortaleza física para cargar varios platos al mismo tiempo y también habilidades de retención y buena memoria para recordar los pedidos de los clientes. Hay mesas en las que hay muchas personas y pese a que se anota, uno debe de estar en capacidad de recordar”, explica José Álvarez, de 23 años, estudiante de Gastronomía de la Universidad de Guayaquil.
La competencia, que también convocó a estudiantes del Servicio Ecuatoriano de Capacitación Profesional (SECAP), arrancó cerca de las 10:00. Los hombres y las mujeres -las dos categorías que se premiarían al final de la carrera- esperaban la orden de salida y se mantenían alineados, con el charol elevado sobre su mano izquierda, mientras el brazo derecho se colocaba detrás de la cintura.
Una caminata rápida que luego se transformó en trote y finalmente en carrera de velocidad dejó tres ganadores por cada categoría. Los seis se hicieron acreedores a hospedajes en hoteles de diferentes zonas del país.
Luis Viteri, representante del Hotel Continental, fue el ganador del primer lugar, en la categoría hombres. Para él, en este oficio lo más importante es la experiencia adquirida. “La perspectiva del cocinero y del mesero en la actualidad ha cambiado mucho. Ahora son carreras de formación universitaria, en las que hay que capacitarse de forma continua”, dijo Mayra Ortiz, de 20 años, estudiante de la Universidad de Guayaquil, ganadora del primer lugar en la categoría mujeres.