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Enriqueta, la enfermera octogenaria de Pascuales
Generosa, pero con un carácter fuerte. Así se califica Andrea Enriqueta Méndez Torres, viuda de Rojas, fundadora del Centro de Salud de Pascuales-Distrito. Quienes la conocen la consideran una mujer emblemática porque a sus 83 años sigue trabajando como auxiliar de enfermería.
La abuelita ‘Mimi’, como le llaman sus nietos, nació el 5 de febrero de 1933. Es la cuarta de 18 hijos.
A los 19 años se casó con Ismael Rojas y procreó 4 hijos. Ahora tiene nietos, bisnietos y hasta un tataranieto. Enriqueta, como la llaman en el dispensario, recuerda que fue el párroco Martín Tomalá quien llevó el servicio de salud a Pascuales hace 45 años. “Al ver que quedé viuda y con 4 hijos me preguntó si estaba dispuesta a trabajar para la comunidad”. Ella primero empezó como conserje y mensajera. Luego realizó cursos de primeros auxilios en donde aprendió a atender a los pacientes. 10 años después obtuvo su título de auxiliar en enfermería.
Sus actividades variaron. Pesaba a los pacientes, les tomaba la temperatura y la presión.
Por un trabajo digno
Sus años de experiencia le han permitido recorrer varias áreas y ahora se desempeña como asistente de farmacia.
Elabora el registro de las personas que retiran sus medicinas. Pide nombre, número de cédula y dirección para procesar la información. Cuenta que durante 30 años no tuvo todos sus derechos como trabajadora y que fue en este Gobierno que su situación laboral mejoró. “El Presidente vino a inaugurar el laboratorio de una escuela. Yo le conté mi historia y ahora gracias a él estoy asegurada”.
Su jornada empieza a las 06:00. Se pone su uniforme blanco y desayuna una taza de agua aromática con rosquitas. Toma una tricimoto y llega al dispensario a las 08:00.
Cuando ingresa al Centro de Salud, muchas personas a su alrededor tratan de ayudarla pero les dice: “Déjenme, que yo puedo sola”, mientras se apoya en su bastón.
“Su carácter enérgico lo heredó de su madre”, dice su hija Francisca Rojas, quien considera que gracias a ello se ha ganado el respeto de quienes la conocen”.
Enriqueta vive sola, pero duerme en casa de Francisca. Goza de buena salud y, como dicen los pacientes, a pesar de su edad, tiene fortaleza para trabajar todos los días. (I)