En Machachi, 110 jóvenes aprenden en el campo

Los girasoles que sembraron los alumnos del Colegio Técnico Agropecuario Genoveva German, en Machachi, sobrepasan el tamaño normal. Los chicos conocían que en la zona de la  Sierra este tipo de flores no suele germinar, pero quisieron experimentar y consiguieron resultados exitosos.

Los 110 alumnos de la institución, además de aprender lenguaje, matemáticas e historia, reciben materias sobre el manejo de cultivos, el  mantenimiento de animales y la siembra. El 70% de estudiantes es de hijo de campesinos del sector, cuyas condiciones económicas son limitadas. La pensión mensual es $ 50, pero algunos son becados porque los recursos de sus padres no alcanzan.  
Para ellos, estudiar es una posibilidad que la aprovechan al máximo. Édison Lagua tiene 13 años y cuida a los conejos. Ha fabricado sus jaulas, los alimenta y también les controla los piojos para evitar que mueran. Su amor por los animales y la tierra es herencia, pues su madre ordeña y su padre es mayordomo de una hacienda.

El colegio tiene varias hectáreas,  en gran parte se han sembrado lechuga, remolacha, choclo y tomate de árbol, actividad realizada por los chicos que conocen cómo preparar la tierra y colocar el sistema de riego.

Aprenden a comercializar estos productos -100% orgánicos- en la plaza central de Machachi. Con la venta obtienen hasta $ 500 que invierten en  equipamiento para el colegio. También llevan productos a casa y así ayudan a la familia.

Elsa Masapanta está en el último año de colegio.Ella aplica un experimento con pollos. Quiere reducir la mortalidad de estas aves, cuya principal causa es la gripe. Por ello,  experimenta con propóleo para verificar que los animales suban sus defensas y no mueran.

Además, Édison Lagua ha aprendido a inseminar artificialmente a cerdos. También estuvo presente en el parto de una cerda y ha ganado experiencia. “Cada media hora sale un cerdito pequeño y hay que esperar, tener paciencia porque a veces son hasta 10”, cuenta.

Sin duda en el colegio Genoveva German se siente paz. Por la leve lluvia que cae en medio de los rayos del  sol se percibe el olor a tierra, a pasto y estiércol. Los muchachos están acostumbrados. Por eso hunden sus manos en el humus, donde abundan gusanos rojos, no sin antes explicar los beneficios que da a la tierra y a los sembríos.

El rector de la institución, Walter Loachamín, comenta que el 30% de los jóvenes que se gradúa opta por carreras relacionadas a la ecología y medio ambiente, el 70% estudia  veterinaria y el 1% trabaja en el campo y comercializa sus propios productos. “Los muchachos aprenden la parte técnica y cuando llegan a las universidades conocen el tema. Hay muchos que son ayudantes de cátedra”, dice.  El colegio se mantiene también por los réditos que obtienen de la comercialización de leche. Alrededor de 500 litros diarios venden a Nestlé. La institución recibe apoyo de la empresa Tancay que impulsa cultivos sustentables, como los sembríos de uvillas, a cargo de las madres de los jóvenes.

En la zona es posible admirar el extenso cultivo de frutillas. Según la leyenda, estas frutas “son celosas” y para su crecimiento deben ser tocadas por manos delicadas, como las de una mujer. “Cuando los hombres sembraron frutilla, el 30% de la planta se secó”, comenta el vicerrector José María Guamán.

Tesalia Springs-CBC también entregará 400 becas a estudiantes durante 10 años. Estefani Dotti, gerenta de asuntos corporativos, asegura que con esta iniciativa apoyarán para evitar la deserción estudiantil.