Juan, de 49 años, tiene mayor sensibilidad en sus codos y rodillas. Las zonas pasan enrojecidas y en ocasiones están cubiertas de una costra blanca y escamosa. En su cabeza también sobresalen, cerca de las orejas. Estas lesiones que causan picazón  disminuyen con cremas hidratantes y medicación.

Desde hace ocho años le diagnosticaron psoriasis, una enfermedad crónica de la piel que no es infecciosa, sino de tipo genética.

En Ecuador dos de cada 100 ecuatorianos la sufren sin distinción de género.

La dermatóloga María Elena Vera, del Hospital del Guasmo, explica que la patología se presenta por periodos. En ocasiones está activa y en otras pasa en remisión o periodo de blanqueamiento. “Las reactivaciones dependen de los factores desencadenantes, como el estado emocional (ansiedad, depresión, problemas familiares o económicos), el alcohol o el clima”. Un tipo clínico es la psoriasis guttata (placa más pequeña) que empeora en pacientes con infecciones respiratorias o urinarias.

En el nosocomio hay una alta incidencia de pacientes que llegan con lesiones moderadas, destaca.

Aunque también hay cuadros severos, cuando el 90% de la piel está afectada y requiere de hospitalización. Mientras que en consulta externa representa el 60%. 

Tratamientos
El tratamiento es tópico o medicación de tipo sistémica. Este, con el paso de los años, mejoró y ahora existen opciones de acuerdo a la severidad, aseguró Enrique Loaiza, del departamento de Dermatología del Hospital Luis Vernaza.

“La línea de investigación va centrada en encontrar cuáles son las moléculas que tiene nuestro cuerpo y provocan psoriasis. Hay tratamientos para cada tipo, en la actualidad son más eficaces”.

Los tipo biológicos consisten en inhibir estas moléculas y se los usa en casos moderados y severos.

La casa de salud recibe a 30 pacientes cada semana. El galeno explica que antes el daño que provocaba la psoriasis era mayor.  Además de la afectación a la piel causa daños sistémicos, es decir en las articulaciones, en el tubo digestivo y en el corazón.

“Los afectados son más propensos a desarrollar enfermedades inflamatorias en el estómago, enfermedad de Crohn, cardiovascular, infartos, hipertensión, diabetes y hay prevalencia de cáncer”.

Otra forma de tratarlos es la fototerapia.

La jefa del área de dermatología del Hospital Los Ceibos del IESS, Ángela Borja, explica que se utiliza esa técnica cuando hay psoriasis limitada: en pacientes que tienen más del 10% de la superficie del cuerpo comprometido con la patología (la palma de la mano con dedos tiene 1%) y cuando los tratamientos tópicos  no son suficientes.

La fototerapia suele ser el siguiente eslabón, considerándose uno de los tratamientos sistémicos con mejor perfil riesgo-beneficio. “Es seguro y tolerable. El paciente debe ser disciplinado”.

La terapia se aplicó a 34 pacientes que sufren la enfermedad. En el nosocomio registran 772 casos entre 2017 y lo que va de 2018.

La alimentación
Los pacientes que llegan a la consulta reciben una atención integral con la valoración de un equipo multidisciplinario: dermatólogos, endocrinólogos, nutricionistas y psicólogos.

Glenda Aguilera, líder de Dermatología del Hospital  Abel Gilbert Pontón, dijo que trabajan en disminuir la estigmatización en la sociedad.

Hasta 2017 en el lugar atendieron 524 casos, entre moderados y severos.

Una de las complicaciones es la resistencia al tratamiento, que surge por una mala nutrición. “Al ser una enfermedad inflamatoria el sistema inmunológico está afectado”.

El paciente debe cambiar su alimentación. “No debe consumir mariscos, carnes magras, embutidos, frituras, alcohol, ni fumar porque eso hará que exista un brote”.

En cambio -recomendó- debe comer omega 3 (almendras, nueces, salmón). 

Además, hacer ejercicios y evitar el estrés. (I)