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En Birmania hallan niños esclavos
Una adolescente birmana tiene la cara con cicatrices por los golpes de su familia adoptiva. Es el último caso de esclavitud de menores, un tema al que las autoridades han dado la espalda hasta ahora.
Than Than Ei tenía cinco años cuando murió su madre y nueve cuando su padre, alcohólico, la dio en adopción a una familia de Rangún. Hoy tiene 16. “Como no me daban de comer, comía sin su permiso. Me acusaban de robar y apretaban los dedos con pinzas”.
Escapó. Sus vecinos intentaron alertar a las autoridades por el maltrato de esta familia influyente en el barrio. Fue en vano.
La cobijó su tío Myo Oo, quien demandó a la familia en 2015. Se detuvo a una persona. “Si las autoridades hubieran ayudado así desde el comienzo nuestro caso no habría demorado tanto”, dice el tío.
Asimismo, la semana pasada, los casos de dos adolescentes maltratadas durante cinco años por la familia de un sastre de Rangún obligaron al gobierno de la Nobel de la Paz Aung San Suu Kyi a enfrentarse al fenómeno del empleo de los niños.
El juicio de la familia del sastre comenzó esta semana. Se los acusa de tráfico de personas. Las fotografías de las dos adolescentes, con cicatrices en el rostro, provocaron reacción al más alto nivel. El presidente Htin Kyaw ordenó una investigación.
Según las organizaciones defensoras de los derechos humanos, es el árbol que no deja ver el bosque: “Descubriremos cada vez más casos”, lamenta Phil Robertson, de la oenegé Human Rights Watch.
El último recuento de 2014 indica que uno de cada cinco niños, de entre 10 y 17 años, trabaja en el país, es decir, 1,7 millones. (I)