El Niño de Cuenca de madera deja su claustro luego de 520 años
Flores, disfraces de danzantes y de otros personajes bíblicos, y el acompañamiento de la banda musical de la Tercera Zona Militar Tarqui, predominaron el último sábado entorno a la imagen del Niño de Cuenca de madera.
A pie, bajo un intenso sol, pero con la fe a flor de piel, familias de la parroquia El Vecino y de algunos barrios de la parroquia Bellavista, acompañaron la imagen original religiosa que es parte de un pesebre que permanecía en la Catedral Vieja hasta 1983.
Los peregrinos se asombraron al conocer que la imagen tiene alrededor de 520 años sin salir de las instalaciones religiosas y es considerada una de las joyas patrimoniales de la ciudad.
Aunque, según el párroco César Santacruz, se calcula que data de finales del siglo XVII, porque antes de esta época las esculturas no tenían ojos de vidrio como esta.
El traje fue confeccionado por personas que laboran en el Economuseo con características de la cuencaneidad.
El Pase del Niño de Cuenca se desarrolla cada 1 de diciembre en conmemoración de la Declaratoria como Patrimonio Cultural de la Humanidad.
En el primer recorrido por el sector pasó por las calles Rafael María Arízaga, Benigno Malo, Pío Bravo, Hermano Miguel y de retorno hasta la Tercera Zona Militar.
La paz para sus feligreses
El mensaje de paz primó en la homilía y procesión. Más de 500 personas escucharon las palabras de Santacruz, rector de la Catedral La Inmaculada y párroco de la Iglesia San José.
Entre ellos, Marco Izquierdo, de 88 años, quien llegó desde la comunidad de Sinincay para escuchar la ceremonia religiosa.
“Bien dicen que la fe mueve montañas y esta no es la excepción; el Niño de Cuenca salió para dar alegría y su mensaje es la paz y la libertad”, exhortó el devoto.
“Felices estamos de saber que el Pase del Niño de Cuenca se realiza en nuestro sector. No sabíamos de su existencia y para nosotros, que somos devotos, esto marca un hito religioso”, suspiró con emoción Marlene Zhingri, con sus hijos, mientras acompañaba la imagen.
Según Santacruz, la imagen tiene el sentido de catequesis y de evangelizar el mundo y la ciudad.
El niño de madera
La historia del Niño de Cuenca data de la acción que tuvo Luis Alberto Luna Tobar, tercer arzobispo de Cuenca, quien entonces lo trasladó con otras imágenes religiosas, como la del Señor de la Buena Esperanza a la Catedral La Inmaculada.
“Estaban expuestas a la veneración de los fieles en el tiempo de Navidad hasta que llegó Vicente Cisneros, cuarto arzobispo de Cuenca, quien resolvió guardarla por seguridad y desde entonces ha permanecido en la Iglesia La Inmaculada”, agregó Luna.
Contó que en mayo de 2017 el actual arzobispo, Marcos Pérez, enalteció la imagen del Niño de Cuenca bajo la advocación del Niño de la Anunciación, por las festividades del anuncio del ángel a María y está expuesto en la Capilla de la Virgen Dolorosa en El Sagrario.
El Niño de Cuenca está elaborado con madera y se conserva bien, según Santacruz, y con esto coincide Gerardo Machado, director del Economuseo Casa del Sombrero del Municipio local.
El director explicó que existe una connotación especial para que el recorrido se realice por la calle Rafael María Arízaga, pues es la de los hechos históricos, de los personajes y de las artes y oficios, “por lo que se constituye en la calle la Libertad”. (I)