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Ecuador, 26 de Diciembre de 2024
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El Telégrafo
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El triciclo eléctrico es un invento no contaminante

Filipinas ensaya con el triciclo eléctrico de transporte público en un enésimo intento de resolver los problemas del tráfico y la contaminación en Manila y, de paso, reducir la fuerte dependencia de la importación de petróleo.

Tras el estreno con bombo y platillo de veinte triciclos ecológicos pagados con el dinero de la ayuda internacional, el presidente filipino, Benigno Aquino, dijo en el acto celebrado esta semana que su Gobierno distribuirá por el país otros 20.000 vehículos de este tipo, similar al popular tuk-tuk tailandés.

"Sueño con el día   que nuestros vehículos de transporte público funcionen con combustible alternativo", indica Aquino, dueño y piloto de un sensacional coche de la marca Porsche cuya compra desató una ola de críticas hacia el presidente.

Aquino expuso su ilusión medioambiental unos pocos días después de anunciar la subvención de la gasolina que gastan los triciclos convencionales, unos destartalados cacharros de tres ruedas a los que culpan de la asfixiante nube de contaminación que hay en Manila.

En los últimos años, las autoridades de Filipinas han presentado en sociedad otros ingenios de transporte público ecológico, pero por el momento estos no han pasado de ser experimentos que han dejado como testimonio varias decenas de vehículos que circulan casi inadvertidos por la apelmazada capital.

La mayoría de los coches de la vetusta flota de taxis utiliza  gas licuado a presión, un combustible considerado menos contaminante que el gasóleo, mientras que desde hace   poco algunos autobuses consumen gas natural, y por algunos distritos circulan los vehículos jeep para   transportar pasajeros alimentados con energía eléctrica, que aquí llaman "jeepney".

Uno de los programas pioneros fue el de la exclusiva urbanización   Fort Bonifacio, por cuyas calles circulan desde hace cerca de tres años, unos veinte triciclos eléctricos a una velocidad máxima de 25 kilómetros por hora, que son los que quedan después serán retirados del servicio por problemas técnicos, la incomodidad de la que  se quejaban los pasajeros y la falta de conductores adiestrados.

"Antes teníamos unos treinta, pero ahora estamos buscando buenos conductores para utilizar el resto", explica  Rubén Carpio, funcionario del área de transporte público del ayuntamiento.

Según Carpio, cargar la batería de estos vehículos eléctricos cuesta alrededor de un dólar para 80 kilómetros de autonomía, al menos cinco veces menos de lo que vale llenar de combustible el depósito de un triciclo convencional.

"Su fabricación cuesta de  2.400 a 3.200 euros, algo más que uno normal, pero  sale más económico por el ahorro energético".

Carpio apunta que el mayor problema de estos vehículos es la corta vida de sus baterías, que mueren al cabo de unos 7 meses.

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