Unos 1,7 millones de personas de América Latina y el Caribe deberán recibir tratamiento contra el VIH/sida si se quiere terminar con la epidemia en la región para el año 2030, advirtió el último martes el director de Onusida para la región, César Núñez.

“En 2014 alrededor de 900.000 personas recibían terapia antirretroviral en América Latina y el Caribe. Estimamos que para 2020 aproximadamente 1,7 millones de personas recibirán tratamiento para poner fin a la epidemia en 2030”, manifestó Núñez.

Si se alcanza ese 1,7 millones de personas, supondría que el 90% con VIH, virus causante del sida, recibiría tratamiento en la región.

En Ecuador, hasta el año pasado había una población estimada de 31.000 personas infectadas con esta enfermedad, según datos de la Estrategia Nacional de Salud Pública para VIH/sida-ITS.

Estas cifras mostraban un indicador de infección del 1% por lo que era considerado de bajo riesgo. A nivel de poblaciones vulnerables el porcentaje aumentó por encima de 5%. Gina Heras, consejera del área de Infectología del Hospital Abel Gilbert Pontón de Guayaquil, reveló que en esta casa de salud son atendidos 3.600 pacientes con VIH, cifra que aumentó con relación al año pasado que fue de 3.000.

Expresó que los casos nuevos se descubren cuando los pacientes llegan por un problema de salud y se hacen exámenes. “Nos ha tocado tratar a pacientes que estaban conscientes de que podían estar en riesgo o estar infectados, pero no se dan cuenta de que el temor de hacerse una prueba puede terminar con sus vidas”, expresó la consejera.

Las edades de estas personas portadoras de VIH oscilan entre los 22 y 47 años, aunque hay un despunte con adultos, desde 60 hasta 70 años. Manuel Guayllas Saico, es portador hace 8 años y desde entonces no teme mostrar su identidad. Señaló que la lucha de Carlitos Mora, quien vivió 16 años con la enfermedad, luego de que fuera infectado en una terapia de hemodiálisis, lo motivó a no esconder su condición. “No lo conocía, pero cuando lo vi en el ataúd dije: si este niño fue valiente (...) y dio la cara, yo también la daré, pero eso sí voy a aceptar a personas que sean humanitarias y las materialistas que sigan su camino”.

Guayllas, quien entre sus allegados es conocido como el ‘vaquerito’, porque siempre usa sombrero y de manera simbólica “lucha por ganarle a un toro rebelde”, sostuvo que al conocer de la enfermedad tuvo una recaída que lo obligó a estar 3 meses internado, incluso fue desahuciado por los médicos.

El apoyo de las personas caritativas lo impulsó a seguir adelante y desde entonces su forma de vida cambió totalmente. Se volvió más organizado y su alimentación está basada en productos saludables. La psicóloga Heras señaló que mejorar la calidad de vida es primordial en los pacientes.

Generalmente las personas que tienen VIH deben consumir antirretrovirales, como Viradai, Alteravit, Efavirenz y Kivexa. Dependiendo del tratamiento la receta de los pacientes puede llegar hasta $ 700 al mes, pero en los centros públicos son financiados por el Estado.

El ‘vaquerito’ participa de manera activa contando su testimonio de vida a las personas que acuden a las casas abiertas que desarrolla el Hospital de Infectología Dr. José Rodríguez Maridueña.

Señaló que conocer las formas de contagio ayuda a los jóvenes a tomar precauciones para evitar la enfermedad. En el Hospital Abel Gilbert esta semana se organizó una campaña de prevención y se realizaron pruebas rápidas del virus. Hay que destacar que no es lo mismo ser portador del VIH y tener Sida.

Quien adquiere el virus, que afecta principalmente a las células CD4 (que coordinan el sistema inmunológico), puede vivir por años con un tratamiento adecuado que impida el desarrollo del Sida. (I)