El síndrome del ojo seco
El síndrome de ojo seco es una de las afecciones más comunes en Ecuador y es una de las principales razones de consulta oftalmológica. En el país, cerca del 25% de la población sufre de esta patología.
La lágrima está compuesta por tres elementos: agua, grasa y moco. Cuando existe un desbalance entre estos componentes se produce el ojo seco.
Las causas que producen este desbalance son la disminución de la producción, exceso de evaporación de la lágrima o una disfunción de las glándulas que aportan grasa a ella.
Entre los factores de riesgo hay:
- Personas mayores de 65 años.
- Mujeres con cambios hormonales.
- Factores ambientales como contaminación ambiental, clima seco y la altura. Lo que hace que esta patología sea más frecuente en Quito, Riobamba y Cuenca
- Uso de lentes de contacto
- Enfermedades sistémicas como diabetes o trastornos autoinmunes
- Uso de medicamentos
- Uso prolongado de pantallas
Entre los síntomas del ojo seco están: la sensación de cuerpo extraño, enrojecimiento, picazón y lagrimeo, eso quiere decir que la calidad de la lágrima no es la adecuada. En casos severos se presenta dolor ocular, sensibilidad a la luz y visión borrosa.
La mejor forma de diagnosticar el ojo seco es a través de un examen oftalmológico, pues el médico hará una valoración integral. En ella medirá la producción, calidad y evaporación de la lágrima para diferenciar que tipo de resequedad presenta y así brindar un tratamiento personalizado. En el mercado existen muchísimas lágrimas naturales de venta libre, pero cada una tiene indicaciones y compuestos diferentes, por eso es muy importante que un oftalmólogo prescriba a cada paciente.
El tratamiento de esta patología consiste en tratar la causa de la de la enfermedad con lágrimas naturales de acuerdo a la necesidad de cada paciente. En caso de ser necesario se colocan tapones en el conducto lagrimal para evitar que la lágrima se fugue a la nariz y permanezca más tiempo en el ojo para dar mayor tiempo de lubricación.
Actualmente existen tratamientos más innovadores como la luz pulsada de alta frecuencia, es un tipo de laser que, sin necesidad de cirugía, disminuye la inflamación ocular, mejora la producción y la calidad de la lágrima. Este procedimiento es totalmente indoloro, dura aproximadamente cinco minutos y requiere un mínimo de tres sesiones, que se pueden hacer cada 15 días.
