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“El Señor me ayudó a cambiar mi mal carácter, por eso vengo”

“El Señor me ayudó a cambiar mi mal carácter, por eso vengo”
06 de abril de 2012 - 00:00

Desde las 06:00 de ayer, en los pasillos del convento San Francisco había intenso movimiento. Los 80 voluntarios que estarán en la procesión de Jesús del Gran Poder se movían constantemente para ultimar los detalles. Son amas de casas, agradecidas porque sus esposos dejaron la bebida y jubilados que han cambiado su mal carácter,   atribuyéndolo a su fe.

Uniformados con un pantalón jean y una camiseta concho de vino, los compañeros se hicieron presentes para asignarse las actividades. Son organizados en las labores. Una comitiva se encargó del mantenimiento de las andas para trasladar las imágenes de Jesús del Gran Poder, de San Juan y de la Virgen de la Dolorosa.

De forma minuciosa revisaron los pernos y el motor, luego le dieron el mantenimiento respectivo. Después pulieron la estructura de bronce que estaba oscura, porque se encontraba guardada  en el garaje del convento. Así, las andas quedaron listas para recorrer las calles del Centro Histórico en la tradicional procesión que iniciará hoy a las 12:00.

Los organizadores son los padres franciscanos, quienes planifican el recorrido que realizarán los fieles vestidos como Cristo, la Verónica, cucuruchos y romanos.

El hermano Édgar Abad, uno de los sacerdotes franciscanos, reconoció  que en esta celebración, lo que más sobra es la voluntad de los fieles católicos. “Cuando llega la Semana Mayor hay tantas cosas que hacer y no nos alcanzamos. Pero los voluntarios nos dan una mano”, comentó entusiasmado.

Antes de que se inicie el acto religioso, el ajetreo aumenta. Los voluntarios también se hacen presentes para asistir a más de 1.200 cucuruchos que intervienen en la congregación, además colaboran miembros de la Policía Nacional  y del Grupo de Operaciones Especiales (GOE).

Rocío Chicaiza (38 años) y Elizabeth Morales (39 años) son voluntarias que se dedican a esta labor hace dos años. Han contribuido con cuatro latas gigantes de atún para preparar sánduches. “El personal de seguridad nos apoya mucho y nosotros les servimos un refrigerio para agradecerles”.

Su labor es en acción de gracias. Rocío, por ejemplo, recordó que se encomendó a la Virgen de la Dolorosa para dar a luz a la tercera de sus hijas. “Fue un parto difícil, pero mi hija nació sanita”, recordó. 

Elizabeth es ama de casa, y se integró al grupo porque también tiene mucho que agradecer. “Hace cuatro años mi esposo dejó de beber. Ahora se dedica solo a su familia. Ya no peleamos y somos felices”, comentó la mujer.

Fernando Martínez es otro de los fieles que participa emotivamente. No solo es voluntario, sino que también  fue cucurucho en 1966. Luego de dos años se integró a la hermandad. Se encarga del mantenimiento del motor de las andas y lleva 45 años de casado, con seis hijos y 14 nietos

Es jubilado y su tiempo libre lo dedica al voluntariado. “Tengo mucho que agradecer al Señor. Yo le pedí que me ayudara a cambiar mi carácter. Era muy malhumorado y con el tiempo me hizo el favor. Aquí estoy para corresponder”, manifestó Martínez.

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