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El semáforo es el primer paso para cambiar los hábitos alimenticios

En 2013 se expidió el Reglamento Sanitario de Etiquetado de Alimentos Procesados para el Consumo Humano que informa sobre el contenido de los productos. Foto: Fernando Sandoval / El Telégrafo
En 2013 se expidió el Reglamento Sanitario de Etiquetado de Alimentos Procesados para el Consumo Humano que informa sobre el contenido de los productos. Foto: Fernando Sandoval / El Telégrafo
10 de enero de 2015 - 00:00 - Redacción Sociedad

“Hacer compras se me hace más difícil. Todo me engorda, todo es alto en grasa o tiene mucha azúcar”, comentó asustada Gloria Mafla, ama de casa de 46 años.  

El pasado lunes la mujer adquirió víveres en un supermercado, localizado en la vía a Carapungo, al norte de Quito.

Estimó que hace un año compraba alimentos pensando que eran sanos. Pero con la nueva etiqueta se dio cuenta de que muchos no son tan sanos como le hicieron creer.

Gloria puso como ejemplo la soda negra light. “Me la tomaba creyendo que era más sana que la cola negra y también es alta en azúcares. ¡Qué horror!”, comentó indignada.

A Sergio Quimbita (29 años) le ocurrió algo similar. Él estaba convencido de que los quesos no engordaban, siempre y cuando no se los prepare con aceite. Error.

“Al ver que muchos eran altos en grasa y algunos tenían  bastante sal, me quedé quieto del susto”, dijo.

Aunque ambos ciudadanos se quejaron de que muchos de los alimentos que consumen contribuyen al incremento de peso, reconocieron que el etiquetado es una excelente ‘alerta’ para comprar productos más sanos.

“Ahora solo me fijo que la etiqueta no esté en rojo. Y tengo más  confianza de que no me sirvo cosas que engorden”, comentó Gloria, quien ahora compra jugos o agua de toronja en lugar de las gaseosas.

El nuevo etiquetado en los productos alimenticios (también conocido como semáforo) es una medida que estableció el Ministerio de Salud Pública (MSP) como estrategia para reducir el consumo de comestibles que fomenten el incremento de peso e incluso la obesidad.

Hay 3 clasificaciones: rojo para  productos con alto contenido de azúcar, grasa y/o sal; amarillo en  alimentos con cantidad media y verde cuando se trata de bajas cantidades.  

El 18 de noviembre de 2013 se expidió el Reglamento Sanitario de Etiquetado de Alimentos Procesados para el Consumo Humano, para  garantizar el derecho de la ciudadanía de informarse sobre el contenido de los alimentos.

Durante la presentación oficial del nuevo etiquetado, Carina Vance, ministra de Salud, indicó que se espera cambiar el hábito alimenticio de los ecuatorianos y llegar a reducir la tasa de mortalidad de males crónicos no transmisibles que se convirtieron en las principales causas de muerte en el país.  

La Encuesta Nacional de Salud y Nutrición de 2013 es el referente más actual que evidenció el problema alimenticio que se vive en el país, indicó Rigoberto Gutiérrez, director del Centro Nutricional Vida.

Según el estudio, 6 de cada 10 adultos tienen sobrepeso.

“Lo peor de esta situación es que la mayoría de los adultos tienen hijos que están aprendiendo los mismos hábitos, con lo que continúa una espiral de sobrepeso”, detalló el especialista.

Esa situación la vive María Cecilia Chauca (32 años), auxiliar contable, quien es paciente del centro asistencial desde hace 8 meses.

La mujer es madre de 2 hijas de 14 y 11 años y reconoció que ellas se habituaron al consumo de alimentos nocivos para la salud.

Incluso añadió que la menor de las adolescentes empezó a subir de peso porque en el recreo servían dulces y frituras.

Con la nueva presentación del etiquetado, dijo, su hija logró frenar en algo su vicio por esas golosinas.

“Le encantaba comer papas fritas con sabor a crema y cebolla o malvaviscos cubiertos de chocolate. Al ver las etiquetas rojas, frenó su vicio”, comentó la mujer.

Otros especialistas opinaron que si bien el semáforo alerta a los compradores sobre productos que pueden incrementar su peso, no significa que van a perder peso.

Fernanda Alba, médico general, reiteró que además de erradicar o por lo menos reducir estas sustancias, siempre hay que complementar con actividad física.

“Reducir las proporciones de los alimentos es bueno, pero solo representa un 50% del esfuerzo para mantenerse en un peso saludable”, indicó.

Ana Lucía Mosquera, nutricionista que cuenta con una maestría en alimentación para jóvenes y adolescentes, agregó que las etiquetas son solo el primer paso para cambiar los patrones de consumo.

Explicó que “ahora los consumidores tienen que buscar un reemplazo más sano, pero igual de delicioso que los alimentos marcados en semáforo rojo”.

Sustituirlos es un problema para Mario Limaico (49 años). El pasado lunes, llegó al Mercado de Santa Clara (en el norte de Quito) para adquirir embutidos que los servirá en una parrillada este fin de semana.

El hombre reconoció que estos alimentos no son tan sanos. En sus presentaciones tienen 2 semáforos rojos:alto en grasa y en sal. “Pero aún así son deliciosos”, reiteró.

Mosquera aseguró que en el mercado hay embutidos bajos en grasa y en sodio y que incluso reducen el aporte de calorías.

Otra alternativa -indicó- es atún  en agua, que es efectivo para reducirá el aporte de grasa. Además se puede comer carne de soja, hongos, frutos como la berenjena y huevos cocinados en agua.

Datos

Según el Ministerio de Salud, el 30% de niños de entre 5 y 11 años, tiene sobrepeso, mientras que 1 de cada 10 niños y niñas ya tiene obesidad.

El Instituto Nacional de Estadística y Censos (INEC) determinó que hasta 2011 el 25,5% de muertes fue producto de enfermedades relacionadas a la obesidad: diabetes e infartos cardíacos o cerebrovasculares.

Según la Organización Panamericana de la Salud, desde hace 15 años los niños en edad escolar empiezan a presentar cuadros de diabetes tipo II, que generalmente se suscita en las edades adultas.

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