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Punto de vista
El presidente Correa y Miguel Bosé
La cultura de violencia machista rechaza cualquier asociación a lo femenino, puesto que dentro de las lecturas de poder social, el tener comportamiento femenino (se asocia desde lo heterosexual que los gays son afeminados) es lo peor.
Esa vinculación a lo femenino significa renegar del espacio de poder patriarcal. Es un traidor del patriarcado y como tal debe ser ajusticiado con el rechazo, la burla o la mofa. No importa, todas son violencia.
Más allá de esto, es que los varones que se integren a esta traición patriarcal se verán cuestionados en su masculinidad por compartir ese espacio y tiempo.
Es así que con la visita de Miguel Bosé en confraternidad con el presidente Econ. Rafael Correa, se leyeron mensajes como: “No importa qué detalle tengan con su pareja en San Valentín, jamás superarán lo que hizo el Mashi por Patiño: ¡llevarle a Bosé! Eso es amor hdps”.
Conociendo las actitudes de Bosé, este mensaje tiene una fuerte carga de machismo y homofobia. Es muy similar a la violencia contra la mujer en algunos programas humorísticos, donde justifican el maltrato a la mujer por medio de la burla.
La intención de cuestionar la heterosexualidad de un varón o varios varones, representa por sí solo un acto de discriminación. El objetivo no es solo vejar el espacio de poder, sino utilizarnos a los LGBT a modo de insulto. Porque lo bien visto son las relaciones heterosexuales para los machistas y algunas hembristas, mas no las relaciones homosexuales.
Lo indignante de la coyuntura es que algunos activistas LGBT (activistas de teléfonos inteligentes, por supuesto), aprueban esta psicologización.
Desde el análisis de Papastamou, estos ‘activistas’ (que deberían rechazar esta violencia disfrazada de chiste) perjudican nuestras poblaciones LGBT, puesto que hacen gala de su homofobia interiorizada.
Para que el discurso del matrimonio homosexual y la adopción tengan sentido e impacto social en Ecuador, una de las primeras batallas que se deben llevar a cabo contra el machismo, es que estos pocos risueños eliminen su propia homofobia.