El poder de la comunicación en la gente
Detener un virus, promover prácticas saludables, evitar los embarazos no deseados, erradicar la violencia, prevenir el consumo de drogas o impulsar una jornada de registro civil son todas preocupaciones sociales, que requieren del concurso y la activa participación de todos los miembros de la sociedad, llámese autoridades gubernamentales, entidades especializadas, ONG y academia, que aúnan esfuerzos para resolverlas o impulsarlas en beneficio de todos.
Para que estas acciones tengan algún efecto, deben llegar a la comunidad donde se materializan y logran impactos verdaderos. Es en este nivel, el comunitario, en el que surge la Comunicación para el Desarrollo, una disciplina que en sus inicios estuvo enfocada en los temas de salud, pero que hoy en día está siendo ampliamente utilizada en asuntos relacionados con la equidad de género, la prevención de la violencia, el saneamiento básico, la conservación de la energía, la reducción del crimen y la promoción de la educación, entre otros temas de preocupación social.
Una estrategia de comunicación para el desarrollo se basa en el empoderamiento comunitario, la transformación y el cambio social sostenible. Además, contribuye en garantizar que los grupos vulnerables y marginados, entre quienes están las mujeres, los niños y niñas, las personas que viven con discapacidad, o los refugiados tengan una voz en la planificación de los proyectos y que no estén excluidos del desarrollo.
Durante una emergencia, la comunicación para el desarrollo busca compartir información relevante para que cuando un desastre sucede, las comunidades afectadas sepan qué acciones tomar para proteger su salud y la de todos sus miembros, incluyendo a los más pequeños y las personas de la tercera edad. Esta herramienta ha demostrado ser un factor clave en la reducción de las muertes y el impacto psicológico que puedan sufrir las personas afectadas logrando, además, la cohesión social.
Debido a que la toma de decisiones por parte de los individuos y las familias se produce en el contexto de sus comunidades y las redes sociales a las que pertenecen, en el proceso de construcción de soluciones se hace necesaria la participación de los líderes religiosos y políticos locales, los proveedores de servicios de salud, los medios de comunicación, los maestros y las personas que se encuentran en el círculo de influencia de un individuo.
Las audiencias para la promoción de estos proyectos de desarrollo son muchas y variadas: el jefe de Estado, el primer ministro, los parlamentarios, los funcionarios públicos, los líderes religiosos, sociales y empresariales, mujeres líderes, ONG, ejecutivos de medios y productores; celebridades que pueden tener un efecto positivo en la opinión pública, y los donantes.
El Sistema de las Naciones Unidas (ONU) es tal vez el organismo que con mayor frecuencia trabaja estrategias de comunicación para el desarrollo y lo hace acompañado de otras entidades de carácter social y de organismos especializados y del Estado.
La ONU identifica cuatro enfoques de trabajo dentro de la comunicación para el desarrollo.
La comunicación para el cambio de comportamiento es uno de ellos, como un proceso interactivo para el desarrollo de mensajes utilizando múltiples canales de comunicación, a fin de fomentar y mantener un comportamiento positivo.
La comunicación para el cambio social: está centrada en el diálogo y la necesidad de facilitar la participación y el empoderamiento de las comunidades menos favorecidas y en situación de vulnerabilidad, por lo que utiliza enfoques participativos, resalta el rol de las personas como agentes de cambio.
La comunicación para la incidencia: involucra acciones dirigidas a influir en el clima político, la percepción pública de las normas sociales, las decisiones de financiación y apoyo a la comunidad. A través de procesos de incidencia, los responsables políticos y los líderes políticos y sociales a todos los niveles son influenciados de manera positiva para lograr impacto en los entornos legislativos y lograr la asignación de recursos de manera equitativa.
Fortalecimiento de un entorno propicio para los medios de comunicación: Este enfoque hace hincapié en que el fortalecimiento de las capacidades de la comunicación, incluida la infraestructura profesional e institucional, es necesario para que existan medios de comunicación libres, independientes y pluralistas que sirven al interés público, se logre un amplio acceso del público a una variedad de medios y canales de comunicación, incluyendo los medios comunitarios; se propicie un entorno no discriminatorio regulatorio para el sector de la radiodifusión y se fomente la libertad de expresión en la que todos los grupos son capaces de expresar opinión y participar en debates sobre el desarrollo y la toma de decisiones en los procesos que les conciernen.
Son muchos los ejemplos de proyectos sociales que han logrado resultados destacados y sostenibles en una amplia gama de sectores que van desde las campañas de erradicación de la polio y la malaria en África, la promoción de la educación de las niñas en India y Bangladesh hasta las iniciativas para promover la equidad de género en México, el desarrollo comunitario en Haití y la prevención de la violencia en muchos países de América Latina.
En Ecuador ha sido particularmente destacado el modelo de educación bilingüe multicultural indígena implementado por el Ministerio de Educación en la Amazonía con el apoyo de Unicef. Son reconocidas la celebración de la Semana de la Lactancia Materna y campañas para erradicar la violencia contra la mujer.
Los avances en materia de comunicación para el desarrollo son muchos. Sin embargo, es largo el camino por recorrer en el reconocimiento de la importancia que esta herramienta tiene para lograr el progreso y desarrollo de las comunidades urbana y rural.
