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El Telégrafo
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Alexandra Ocles Padilla, secretaria de Gestión de Riesgos

“El Plan Familiar de Emergencia puede leerse en quichua”

“El Plan Familiar de Emergencia puede leerse en quichua”
Foto: William Orellana / EL TELÉGRAFO
20 de diciembre de 2017 - 00:00

La Secretaría de Gestión de Riesgos elaboró el Plan Familiar de Emergencia en quichua amazónico. ¿En qué consiste?

El 13 de diciembre fue presentado el documento en la comunidad Sarayaku (provincia de Pastaza) donde viven 1.000 personas.

La idea es trabajar en normas de protección y autoprotección y prevención (ante desastres).

No solo es la traducción. Entendimos sus lógicas organizativas. Ellos tienen un consejo de gobierno con representante de las mujeres, jóvenes, educación y de salud. El plan se constituirá en un mecanismo de activación comunitaria frente a una emergencia. La comunidad Sarayaku es la beneficiaria y la primera del país que cuenta con una estrategia con los elementos necesarios para responder frente a un desastre.

¿Por qué lo elaboraron?

Surgió en cumplimiento del artículo 1 de la Constitución de la República. La norma establece un estado plurinacional e intercultural, el trabajo con los distintos pueblos y nacionalidades: indígenas, afroecuatorianos y montuvios. Fomentamos el respeto a su identidad, la protección, la autoprotección y la prevención.

¿Cuáles son los eventos naturales más recurrentes?

La Amazonía, por su propia geografía y clima, tiene lluvias constantes; es la zona del país más vulnerable a inundaciones. Además se repiten las mordeduras de las serpientes (en el tema de salud) y frente a eso la comunidad debe estar preparada. 

¿Cómo reacciona la comunidad ante una emergencia?

En la comunidad se ha constituido el grupo voluntario Wio de Sarayaku, de atención. Ellos son los encargados de organizar las evacuaciones y de intervenir cuando un niño se está ahogando. El pueblo posee un sistema de vigilancia que es manejado desde su cosmovisión.

Ellos identificaron sus rutas seguras de evacuación y puntos de encuentros en casos de inundación.

El plan propone que cada familia se prepare ante un evento y arme una mochila de emergencia.

¿Cómo fue la reacción de los habitantes ante la inclusión en este tipo de documentos?

Muy emotiva y significativa, por la necesidad de reivindicar sus valores y de pensar que más allá de los prejuicios, ellos no son terroristas ni ecologistas infantiles; integran una comunidad que, desde su cosmovisión, busca la autoprotección.

¿Cuáles son los dos componentes del plan?                               

Por un lado, fortalecer la comunidad en sistemas de prevención y trabajar en capacitaciones con el grupo Wio. Con ellos hemos acordado instruirlos en primeros auxilios, normas de búsqueda y rescate (con  apoyo de los bomberos).

Dichos componentes les servirán de insumos para dar las primeras respuestas, hasta que lleguen las instituciones responsables.

Tengo muchas expectativas (un buen resultado), porque las comunidades indígenas son organizadas. El sentido comunitario es distinto y uno de los principales valores de los afros e indígenas. El valor comunitario es arraigado.

Finalmente, deseamos ampliar la construcción de los planes en otras comunidades.

¿Qué se reestructuró en el manual del COE (Comité de Operaciones de Emergencia)?

El documento es una herramienta técnica que permite a las instituciones saber cuáles son nuestras competencias y el rol en casos de emergencia.

En el proceso de actualización se recogieron tres aprendizajes: proceso eruptivo del volcán Cotopaxi, el terremoto de abril de 2016 y las inundaciones reportadas en el invierno de este 2017. 

También se incorporaron prefectos, vicepresidentes provinciales del COE y se formó una comisión parroquial que está conectada con los gobiernos autónomos descentralizados.

Además, categorizamos los niveles de emergencia en cuatro: desmayo en casas o en la calle; incendios forestales/estructurales;  intoxicaciones; y temblores e inundaciones. Esa categorización permitió dar una mejor respuesta.

En otro aspecto, ¿qué resultados han tenido con la campaña Algo nuestro se quema?

En junio se lanzó la iniciativa ante la proliferación de incendios forestales en la época seca. Este año hubo 465 eventos y 11.637 hectáreas consumidas. Eso es aún una cifra alta.

Pero en comparación con 2016 conseguimos una reducción de 51%. Ese año hubo 22.596 hectáreas y 803 eventos.

Logramos generar mayor concienciación en la ciudadanía ante la necesidad de precautelar nuestros bosques y pajonales. 

¿Por qué es tan importante para el país la acreditación USAR (Búsqueda y Rescate Urbano)?

Se trata de la segunda. Es vital en la búsqueda de personas y su rescate.

El país cuenta con equipos acreditados: Cuerpo de Bomberos de Guayaquil, Quito y Cuenca y la Unidad de Rescate y Emergencias Médicas de la Comisión de Tránsito del Ecuador (CTE). Ellos están en condiciones de cumplir tareas de búsqueda de rescate rural y urbano.

En septiembre el país envió a México un equipo de 33 bomberos para que los ayude. Antes Ecuador no era contactado para apoyar en tareas de rescate en otros países. Nuestro objetivo es  consolidar un grupo nacional con los mejores profesionales. (I)  

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