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El oficio de fabricante de ataúdes desaparece en Líbano
Michel Homsi (foto) fabricó ataúdes en Trípoli durante medio siglo, pero la desaparición progresiva de los cristianos de esta gran ciudad del norte de Líbano ha asestado el golpe de gracia al oficio.
Los musulmanes, mayoritarios en el país, no entierran a sus muertos en féretros, sino envueltos en mortajas.
Mientras fuma un cigarrillo, el último fabricante artesanal de ataúdes de Trípoli espera que entre alguien en su pequeño taller, en una callejuela de Zahrié, un barrio del que los cristianos se fueron durante la guerra civil de 1975 a 1990.
Este hombre de 65 años no ha vendido uno desde el comienzo de 2016. Para un encargo, el interesado debe desplazarse al taller, en el que ya no hay teléfono por falta de medios para pagarlo. “La última vez que alguien me compró un ataúd fue hace un año, para su madre que vivía por aquí. Lo compraron, se fueron y nunca los volví a ver”.
El oficio agonizó cuando los cristianos se fueron de Trípoli, pero Michel Homsi siguió trabajando durante casi cinco décadas.
En las elecciones municipales de 2010, 4.500 cristianos votaron, pero esta cifra es engañosa porque muchos de ellos se mudaron hace tiempo a Beirut. (I)