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El Nobel Alternativo ya tiene a sus ganadores

(De izq. a der.) Sheila Watt-Cloutier, Tony de Brum, Kasha Nabagesera y Gino Strada.  Foto: @rlafoundation
(De izq. a der.) Sheila Watt-Cloutier, Tony de Brum, Kasha Nabagesera y Gino Strada. Foto: @rlafoundation
01 de octubre de 2015 - 14:23

El premio Right Livelihooh (Correcto modo de vida), más conocido como Nobel Alternativo reconoció este año la lucha antinuclear en las Islas Marshall, la defensa de la vida indígena en el Ártico, de los derechos de los homosexuales en Uganda, y la ayuda médica en los conflictos bélicos.

La canadiense Sheila Watt-Cloutier, portavoz de la causa de los inuits, los pueblos esquimales que viven en el Ártico, recibió este jueves el galardón que es otorgado cada año por una fundación sueca privada.

Sheila Watt-Cloutier fue galardonada por "su trabajo perpetuo de protección de los inuits del Ártico y, en particular, de su derecho a conservar lo que constituye sus medios de subsistencia y cultura, gravemente amenazados por el calentamiento climático", indicó la fundación.

También fueron premiados la ugandesa Kasha Jacqueline Nabagesera, militante de la causa LGBT (Lesbianas, Gays, Bisexuales y Transgénero) y el médico italiano Gino Strada, fundador de la ONG Emergency, fundada en 1994 para ayudar a las víctimas de la guerra y la pobreza.

Los tres premiados compartirán la suma de tres millones de coronas, unos $ 350.000 dólares.

El jefe de la diplomacia de las Islas Marshall, Tony de Brum, y la población insular recibieron el Premio Honorífico Right Livelihood por su defensa del Tratado de no proliferación de las armas nucleares.

El Nobel Alternativo fue creado para "honrar y apoyar a los que ofrecen respuestas prácticas y ejemplares a los desafíos más urgentes" que enfrenta la humanidad en la actualidad.

La ceremonia de entrega se celebrará el 30 de noviembre en el Parlamento sueco.

Un poco más de los ganadores

Watt-Cloutier contribuyó a la reforma del sistema educativo de su localidad, Nunavik, para ajustarse a las necesidades de las comunidades indígenas y años después defendió los derechos de la juventud inuit desde las organizaciones oficiales regionales.

Al frente de la sección canadiense del Consejo Circumpolar Inuit (ICC, por sus siglas en inglés) impulsó la adopción de la Convención de Estocolmo, que prohíbe los contaminantes orgánicos persistentes que se acumulan en las cadenas alimentarias del Ártico.

Y como presidenta del ICC logró que se cambiara el discurso sobre cambio climático, mostrando que las emisiones incontroladas de gases de efecto invernadero violan los derechos humanos de los inuits.

En el caso de la ugandesa Kasha Jacqueline Nabagesera el fallo destacó "su valentía y persistencia, a pesar de la violencia y la intimidación, en trabajar por el derecho de los gais y lesbianas a una vida libre de prejuicios y persecuciones".

El hecho de estar a punto de ser expulsada de la universidad por su condición de homosexual la llevó en 2003 a fundar la ONG FARUG, que presidió durante una década y que defiende a la comunidad de lesbianas, gais, bisexuales, transgénero e intersexuales (LGBTI).

Nabagesera es una de las pocas activistas ugandesas comprometida en la batalla judicial para avanzar en el reconocimiento de los derechos de esa comunidad, destacó la motivación del premio, que también ha reconocido la "gran humanidad y habilidad" de Gino Strada al prestar servicios médicos a las víctimas de conflictos bélicos.

Su labor ha ido de la mano de Emergency, la ONG que cofundó en 1994, y que en la actualidad controla más de 60 hospitales y clínicas en varios países con el propósito de transferir conocimientos médicos a los profesionales locales.

Gino Strada tuvo un papel importante en la campaña para forzar a las autoridades italianas a prohibir la producción y uso de las minas antipersonas y se ha opuesto a la participación de su país en las guerras de Afganistán e Irak.

El galardón honorífico, que no tiene dotación económica, reconoce este año "la visión y coraje" de las Islas Marshall para tomar acciones legales en contra de las potencias nucleares por no cumplir con sus obligaciones de desarme.

Estados Unidos realizó decenas de pruebas nucleares tras el fin de la Segunda Guerra Mundial en las Islas Marshall, situadas a medio camino entre Papúa Nueva Guinea y Hawai: un error en la detonación de una bomba de hidrógeno en 1954 afectó a la salud de al menos un millar de habitantes del archipiélago.

Testigo directo en su infancia de los efectos nocivos de las pruebas, De Brum presentó en 2014 en nombre de su gobierno demandas en la Corte Internacional de Justicia contra las nueve potencias nucleares reconocidas por incumplir las disposiciones del Tratado de No Proliferación (TNP).

Como arquitecto de la Declaración de Majuro para el Liderazgo Climático, aprobada en 2013, De Brum fue fundamental además para asegurar el compromiso de los Estados Insulares del Pacífico en la adopción de medidas concretas para combatir el cambio climático. (I)

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