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El hongo ‘come plástico’, posible solución ambiental

El hongo ‘come plástico’, posible solución ambiental
07 de enero de 2014 - 00:00

En 2009 la comunidad científica quedó sorprendida con el hallazgo de un hongo que degrada un tipo de material similar al plástico. Para sorpresa de los ecuatorianos, fue localizado en el Parque Nacional Yasuní. Un grupo de estudiantes de la Universidad de Yale descubrió este ‘hongo come plástico’ mientras realizaba un reconocimiento de plantas en la selva ecuatoriana.

Lo más trascendental es que degrada el poliuterano, uno de los productos sintéticos más contaminantes en el mundo. Se lo utiliza en botellas, mangueras y hasta en asientos de autobuses. La especie puede sobrevivir en un ambiente sin oxígeno, una condición que se da en los vertederos de basura.

Más de cuatro años después
Veinte muestras de pestaloptiosis microspora, el nombre científico de ese tipo de hongo, descansan en las refrigeradoras de los laboratorios de la Universidad Católica, en Quito, a -80 grados centígrados.

Alexandra Narváez, directora del Laboratorio de Biotecnología Digital de la Escuela de Ciencias Biológicas, de la Pontificia Universidad Católica de Quito (PUCE), señala que cada tres meses sacan las muestras de refrigeración para cultivarlas de nuevo, en caso de que se haya perdido la inicial.

Hasta ahora, lo que se conoce sobre este hongo es que son sus enzimas las que tienen la capacidad de degradar al plástico. Además, se ha montado un sistema igual al que utiliza Yale para descubrir si otros tienen la capacidad de producir el mismo efecto.

Para conocer más es necesario que los análisis y tomas de muestras sigan. La científica explica que el proceso está paralizado desde abril de 2012, cuando la Universidad Católica y la Universidad de Yale (EE.UU.) solicitaron al Ministerio del Ambiente (MAE) un “acceso especial a recursos genéticos” para continuar con la investigación. Este requisito entró en vigencia en el país en diciembre de 2011.

“Estamos en el proceso como año y medio. Todos los informes técnicos son positivos y aprobatorios. Solo estamos esperando la firma del documento que diga que se otorga el acceso”, explica la investigadora.

Con este permiso, la investigación pasaría a dos etapas más. La primera conocida como la ruta metabólica sintética, que explica qué particularidades tiene el hongo para que degrade el plástico, cuánta cantidad de extracto necesitaría para degradar este material y en cuánto tiempo lo podría hacer.

La segunda permitiría realizar pruebas de campo a escala mayor para reproducir más ejemplares, no solo en laboratorio sino a nivel de biorreactores, para solventar problemas en vertederos de basura.

“Estos dos pasos darían la pauta para saber cuán efectiva podría ser la sustancia que produce el hongo, por ejemplo, en un relleno sanitario. Pero sin esta investigación no podemos saber nada, solo tenemos muchas suposiciones”, dice Narváez.

Ella agrega que según la Ley (Reglamento Nacional al Régimen Común sobre Acceso a los Recursos Genéticos), el proceso debería tomar 260 días, pero actualmente la espera supera ese periodo.

Cuando se tenga el visto bueno del MAE, vendrá la etapa de negociación de los términos con el Estado, en el que se establecerá la repartición de beneficios, se delimitará el ámbito de investigación y se definirán los niveles de colaboración.

La especialista no descarta que podría ser una solución para los problemas de contaminación en el planeta, por las cualidades que han investigado hasta el momento.

La continuación de la investigación se realizará en la Universidad de Yale, en EE.UU., por los equipos de última tecnología con los que cuentan. Este proceso, tras ser aprobado, tomaría alrededor de 8 años.

Nuevos estudios
Narváez comenta que también presentaron otra solicitud al MAE para analizar otros tipos de hongos que están en espera. Uno de ellos tiene la capacidad de atacar hongos patógenos en la agricultura, otros con capacidad antiparasitaria o antibiótica. Pero, actualmente, están a la espera de los permisos de la cartera ambiental.

El año pasado, según la científica, se descubrieron alrededor de 40 especies. Pese a que el ‘come plástico’ es cosmopolita, es decir, podría vivir en otros países, hasta el momento la ciencia desconoce de estudios que muestren que la cepa del pestaloptiosis microspora habite en otros lugares.

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