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El estrés afecta la salud digestiva, mental y bucal de los ecuatorianos

El estrés afecta la salud digestiva, mental y bucal de los ecuatorianos
15 de abril de 2017 - 00:00 - Redacción Sociedad

El desarrollo de nuevas tecnologías, trabajo bajo presión y factores ambientales, psicológicos y físicos  transformaron la vida cotidiana de las personas.

Con estos cambios apareció el estrés, un proceso natural del cuerpo, que genera una respuesta automática ante condiciones externas amenazadoras o desafiantes. El denominador común: enfermedades.

Una investigación realizada por la Asociación Ecuatoriana de Psiquiatría reveló que las enfermedades mentales más comunes del país se derivan del estrés diario.

 La depresión, la ansiedad y los trastornos por consumo de sustancias psicoactivas son las principales enfermedades mentales en Ecuador.

El neurólogo Juan Andrade explica que el cerebro durante las crisis libera una sustancia llamada cortisol (adrenalina).

 Esta descarga -aclara el especialista- una cadena de reacciones químico-cerebrales que producen ansiedad, depresión y, a veces, desconexión con la realidad.

La psicóloga Renata Albán agrega que el estrés se presenta en tres etapas:_alarma, resistencia y agotamiento. En la primera, el corazón late rápido por lo que sube la presión arterial. Esto se da cuando una persona enfrenta un desafío.

La segunda tiene que ver con la adaptación de los seres humanos frente a los retos que se les presenta, por ello se da un desgaste de energía. “Si esta fase no se supera, disminuyen las defensas y aumenta el desequilibrio del estado emocional, el cual genera depresión. El organismo libera la hormona cortisol hacia el torrente sanguíneo, provocando una serie de cambios físicos.

En la tercera, el estrés continuo causa que el funcionamiento hormonal libere sustancias químicas que dañan los tejidos. Entonces se presentan patologías.

A causa del estrés se pueden presentar dolencias coronarias (por aumento de la presión sanguínea), hipertensión, taquicardia y ataque cardíaco, embolia o infarto cerebral.

A esto se suman, en el caso de las mujeres, los trastornos menstruales (alteración en el período).

 Albán explica que esto ocurre porque las hormonas sexuales y las que se producen por el estrés son reguladas por la misma glándula: el hipotálamo.

Las personas que sufren estrés también están expuestas a los trastornos digestivos (episodios de ingesta compulsiva, colon irritable, gastritis aguda o úlcera péptica).

El gastroenterólogo Gustavo Orellana precisa que la respuesta a la alteración provoca eventos perjudiciales en el intestino (disminución en la absorción de nutrientes y en la oxigenación del órgano), lo que reduce el metabolismo.

La especialista en prótesis dentaria Tania Villalva agrega que el 90% de sus pacientes padece bruxismo, una patología que se da por la ansiedad y consiste en apretar los dientes o rechinarlos durante la noche. Esto causa dolores en la mandíbula, en los cervicales, oído y cabeza. “Puede afectar las encías y generar perdida del hueso”.

Villalva explica que el esmalte de los dientes, que los cubre y protege,  es el primer afectado por este trastorno. Posteriormente, las encías sufren los efectos adversos, ya que por la fuerza que se hace al apretar los dientes las encías se disminuyen (retrayendo) y los dientes queden  descubiertos.

Este mal se trata con técnicas de relajación, concienciación de la posición de los dientes, uso de placas y, si es necesario, con fármacos para calmar el dolor.

La toxina botulínica tipo A, que se inyecta en el músculo masetero, actúa como relajante e inhibe la liberación de acetilcolina, una sustancia  que causa su contracción.

También sirve desarrollar ejercicio, masajear los músculos de la cara, aplicar compresas en las áreas adoloridas. Los galenos coinciden  en que por una dieta deficiente el cuerpo entra en un estado de estrés físico, el cual debilita el sistema inmunológico dejando a la persona más susceptible a infecciones.

Por ello es importante conocer los alimentos que influyen en el correcto funcionamiento del cerebro para incluirlos en la dieta diaria. Las frutas y las hortalizas, por ejemplo, protegen el cerebro por su alto contenido de varios antioxidantes. (ver infografía). 

 Las carnes, por su parte, proporcionan proteínas de alto valor biológico. Las rojas aportan hierro -mineral que transporta oxígeno al cerebro-, el pescado suministra ácidos grasos como el omega 3, el cual es un nutriente muy necesario para el funcionamiento del sistema nervioso de los humanos. (I)

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