Punto de vista
El estigma del VIH en la infancia, un asunto pendiente
UNICEF, como Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia, ostenta el mandato de la Asamblea General de la ONU para defender la protección de los derechos de la infancia, contribuir a satisfacer sus necesidades básicas y ampliar sus oportunidades para alcanzar un pleno potencial. Uno de los problemas actuales es la propagación del VIH/sida así como el estigma que existe alrededor del virus. Según cifras de Onusida, alrededor de 3,3 millones de niños, niñas y adolescentes padecen la enfermedad a nivel mundial. Esta pandemia continúa siendo un problema pendiente en muchos países latinoamericanos y son la infancia y la adolescencia uno de los grupos más vulnerables. La discriminación que planea sobre la epidemia, requiere de una especial atención por parte de los gobiernos y de la sociedad civil para garantizar un cuidado de calidad y calidez en base a la situación de extrema inseguridad que afronta un niño, niña y adolescente que vive con la enfermedad.
En Ecuador se estimaba que el VIH/sida afectaba, en el 2012, entre 36.000 y 99.000 personas (según informe de Onusida 2013), incluyendo a niñas, niños y adolescentes. La región Costa es la que concentra la mayor cantidad de personas que viven con VIH/sida.
El aislamiento, que en muchas ocasiones puede acabar en violencia, es uno de los problemas que enfrentan las niñas, niños y adolescentes seropositivos. La sociedad ecuatoriana no está aún preparada para dar una respuesta de inclusión y de acogida a estas personas. Aquellos que padecen la enfermedad sufren este encierro que afecta a su estabilidad emocional y que tiene graves consecuencias psicológicas. La mayoría de los casos discriminatorios se registra en el ámbito escolar y en la familia; es decir, en sus ámbitos más cercanos.
Los niños, niñas y adolescentes privados de sus padres tienen un mayor riesgo de contraer la enfermedad, según un informe de la ONG internacional Defence for Children International. Debido a la ausencia de los cuidadores existe un mayor riesgo de abuso sexual en centros de acogida y/o orfanatos que no están debidamente registrados. Es por esta razón que las políticas públicas deben priorizar también su protección integral en todos los ámbitos y esferas de la sociedad, basándose en el artículo 3 de la Convención de los Derechos del Niño, que hace referencia a tomar siempre en cuenta, ante cualquier circunstancia, el interés superior del niño. La orfandad por el VIH/sida priva a las niñas, niños y adolescentes de cuidados y atenciones paternas y condiciona otros aspectos de su vida, como la probabilidad de ser adoptados y acceder a un futuro mejor.
Por otra parte, los problemas que enfrentan los niños y niñas con padres seropositivos surgen desde el momento en que el padre o la madre contraen la enfermedad y quedan incapacitados para trabajar. Los niños, y en especial las niñas, suelen abandonar la escuela para trabajar y cuidar a sus hermanos y hermanas. La pérdida de los progenitores por el VIH/sida hace que las niñas, niños y adolescentes sean también estigmatizados y marginados por sus comunidades. Es decir, se enfrentan a una doble discriminación y marginalidad, sufriendo, muchas veces, de desnutrición, traumas físicos y psicológicos y un débil desarrollo emocional y del aprendizaje.
En el Marco de Protección, Cuidado y Apoyo a Huérfanos y Niños Vulnerables en un Mundo con VIH/sida (julio, 2004), las Naciones Unidas señalan que los gobiernos deben proteger a niños y niñas vulnerables por medio de políticas y medidas legislativas que provean de recursos a los familiares y a las comunidades, y que permitan el acceso equitativo de niños, niñas y progenitores a tratamientos antirretrovirales; así como el desarrollo de políticas públicas de prevención con campañas informativas de sensibilización. Pese a los avances, aún quedan muchas barreras que derribar.