El estero Palanqueado 'renace' entre 40 islas flotantes en el sector Cisne II

El olor putrefacto y la turbiedad del agua del estero Palanqueado disminuyeron en los últimos cinco años.

En el estuario, que bordea el parque lineal en el sector Cisne II, ya no emergen bolsas plásticas, pañales, llantas, sino 40 islas flotantes que sostienen a una variedad de plantas, muchas de ellas mangles que en unos meses empezarán a florecer. De lejos parece un jardín que se mueve al ritmo de la marea y del viento que sopla.

Se trata de un proyecto piloto que implementó, a finales de junio, el Ministerio del Ambiente (MAE) para descontaminar el estuario. En los últimos siete años es la cuarta alternativa ambiental encaminada a solucionar la problemática.

El titular de esta cartera, Tarsicio Granizo; el subsecretario de Gestión Marina y Costera (SGMC),  Nelson Zambrano; y representantes de la Agencia de Cooperación y Coordinación Turca (TIKA), inauguraron el funcionamiento del sistema ante los moradores del barrio Renacer, en las calles 13 y la I.

Zambrano explicó que en la colocación, a cargo de la empresa Productos y Servicios Industriales C. Ltda (PSI), también participaron los vecinos del sector. “Las islas por encima dan un aspecto de jardín flotante al estero Salado. La parte inferior, en cambio,  va a permitir la degradación y descomposición de coliformes fecales, reducir los valores de nitrógeno, fósforo y mejorar el oxígeno disuelto en el agua”.

El biólogo también, agregó, se escogió el estero Palanqueado por ser uno de los ramales del Salado en el que ya existió la intervención por parte del Gobierno. “Tres meses antes de la implementación de las 40 islas, fue realizado un estudio sobre las condiciones del caudal, calidad, profundidad y otros parámetros”.

El sistema operará durante un año y cada mes se realizarán monitoreos de la calidad del agua.

Por su parte, Granizo indicó que si el proyecto funciona lo replicarán en los sitios más críticos. “Las islas son móviles y podemos llevarlas a los puntos que lo necesiten”.

El presupuesto del proyecto, añadió, fue de $ 400.000, de los cuales

$ 200.000 son financiados por  TIKA y el resto por el MAE.

Asimismo dijo que el sistema no es la única actividad que garantiza la descontaminación del estero.

“La limpieza del estuario es integral y no solo del  MAE, sino en conjunto entre varias instancias. Las islas son una parte de la solución del problema. La otra es que no haya vertido de aguas servidas, que la ciudadanía no arroje basura y que siga trabajando la canoa limpiadora de deshechos que envía el Municipio”.

Granizo adelantó que hace una semana tuvo una conversación con el alcalde de Guayaquil, Jaime Nebot. “Él se comprometió a eliminar todos los vertidos ilegales de desechos en el estero  a través de una ordenanza”.

Turismo en el estero Palanqueado  

Felix Román, de 56 años y presidente del consejo Barrial Renacer, confía en que la oxigenación del estero a través de estas ‘islas’, en el futuro generará turismo en el sector, el mismo que alberga a 8.000 familias.

“Luego podríamos trabajar en la capacitación para los que sepan sobre arte culinario o también que surjan nuevos emprendimientos”.

Precisamente, el ministro del Ambiente aseguró que los estuarios tienen un potencial turístico. Él propuso que los moradores del barrio podrían llevar en las canoas a los turistas para recorrer los manglares. “Ojalá los niños y jóvenes pueden bañarse como si fuera un balneario natural.  Si es que se limpia bien yo mismo me voy a venir a bañar”.

Lucila Chiriguayo, de 41 años, anhela que sus nietos puedan darse un ‘chapuzón’ como cuando ella lo hacía en su niñez. “Aquí aprendí a nadar y con mi familia capturábamos jaibas, mejillones camarones para nuestro consumo. Antes el agua era clarita y segura”.

Chiriguayo, quien a los ocho años de edad llegó a vivir cerca del estero Palanqueado, recordó que los asentamientos de viviendas desde 1978 contaminaron este espejo de agua. “Ahora ya se están recuperando las aguas. La reubicación de esas familias y la construcción de este parque lineal contribuyó mucho, pero sobre todo a que quienes vivimos aquí no botemos basura y ayudemos a mantenerlo limpio”.

María Márquez, de 46 años,  participó junto con otros vecinos del barrio  en la colocación de las islas, mediante la siembra de mangles y otras especies que tienen tolerancia a la salinidad del estero.  “Ahora todas las mañanas desde el balcón de mi casa ya no veo basura flotando sino las plantas que ayudé a sembrar”. (I)