En la estación de trenes de hungría sigue el caos
El drama de los niños migrantes ocurre a diario
Redacción Mundo
La foto del niño sirio Aylan Kurd, encontrado sin vida en una playa turca, ha despertado la solidaridad de los ciudadanos europeos, quienes han incrementado sus donaciones para los refugiados. A nivel político, por la presión ciudadana, el primer ministro inglés, David Cameron, aceptó aumentar el cupo para los refugiados sirios, sin dar cifra exacta.
El caso de Aylan no es el único. Antes de la guerra en Siria, la población llegaba a 23 millones, hoy más de 11 millones están desplazados y unos 5,5 millones son niños. Es decir entre los miles de migrantes que cruzan al Mediterráneo o las fronteras europeas, también viajan niños y bebés, expuestos a la dureza del trayecto y hostigamiento de las autoridades. En Budapest, capital húngara, cientos de refugiados que se atrincheraron en un tren con rumbo a Alemania, dejaron el lugar para iniciar el viaje a pie, frente a la incapacidad de las autoridades.
En Kobane, la ciudad siria en la frontera con Turquía que sufrió hace meses el hostigamiento del Estado Islámico, Abdalá Shenu enterró a Aylan, su hermano de 5 años y la madre de ambos.
De allí partieron huyendo de la violencia que ha traído la guerra civil siria. Antes de abandonar su hogar pidieron asilo en Canadá, pero les fue negado. Ahora, luego de la tragedia, Canadá rectificó, pero Shenu rechazó la oferta. Dice que ya es tarde y que pasará el resto de su vida en su natal Kobane. (I)