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El Día sin carro evidenció el talón de Aquiles: la movilidad pública
Las megaurbes latinoamericanas serán definitivamente inviables si no se multiplican, desde ahora, las inversiones en transporte público.
Esto quedó claro en Bogotá cuando el pasado jueves la ciudad -de 9’000. 000 de habitantes- vivió una jornada conocida como ‘Un día sin carro’, durante la cual 2’000.000 de autos particulares y 400.000 motos salieron de circulación.
Si bien los trayectos en taxis se realizaron en menor tiempo por la notable disminución del tráfico vehicular, el sistema de transporte público demostró que es el talón de Aquiles de cualquier intento para desincentivar el uso del automóvil.
El Transmilenio, un sistema de buses articulados con estaciones y carriles exclusivos, se vio colapsado en las ‘horas pico’, particularmente en la tarde, por el aumento de la demanda.
“Yo hago normalmente 50 minutos de mi trabajo a mi casa por las tardes en el Transmilenio, y el ‘día sin carro’ hice dos horas porque todos los buses pasaban llenos.
Me tocó esperar cerca de una hora en la estación, que estaba desbordada, para poder subirme a un bus”, cuenta Jairo López, un funcionario público que diariamente usa el sistema en sus traslados.
Algo similar ocurrió con los autobuses de pasajeros, tanto en los particulares como en los del sistema público, aunque estos no se vieron tan desbordados como el Transmilenio a pesar de que su uso aumentó en 22% ese día.
El jueves, los autobuses públicos movilizaron a 1’971.767 usuarios, 361.688 más que en un día normal.
El Transmilenio, por su parte, transportó el jueves 1 de febrero a 2’400.000 de personas, 9,2 % más del promedio diario.
¡En taxi, en cambio, que es un transporte accesible a una pequeña parte de la población, se pudieron hacer trayectos fluidos, en la mitad o menos del tiempo habitual.
Y no es que las calles estuvieran sin tráfico. Había buses, taxis, transportes de carga y vehículos particulares autorizados –los que sirven a personas con discapacidades y las camionetas blindadas de los políticos-, y llegaban a aglomerarse en las calles estrechas de la ciudad. También, en las que fueron habilitadas parcialmente como ciclovías (lo cual fue un acierto).
La bici, lo mejor del día
Lo que sí quedó en evidencia en el ‘Día sin carro’ en Bogotá es que la bicicleta, como en el Beijing de la década del 70 y 80, es una excelente alternativa para desplazarse por la ciudad. Tanto, que vale la pena que las autoridades bogotanas destinen más carriles vehiculares al uso de ese transporte que, además de no contaminar, contribuye a la salud de quien lo usa.
Según cifras de la Alcaldía de Bogotá, el número de viajes en bicicleta durante el ‘Día sin carro’ fue de 1’800.000, mientras que en una jornada normal solo llega a 640.000. Esto significó que la cantidad de usuarios se triplicó.
Un estudio del Banco Interamericano de Desarrollo (BID) indica que Bogotá es la ciudad latinoamericana con más kilómetros de ciclovías, y donde mayor cantidad de gente se desplaza en ese transporte cada día.
Para el ‘Día sin auto’ -programa que se aplicó por primera vez en el año 2000- la Secretaría de Movilidad de Bogotá habilitó en avenidas vehiculares 42 kilómetros más de ciclovías, por lo que durante la jornada muchas calles se vieron repletas de ciclistas pedaleando duro.
El alcalde de Bogotá, Enrique Peñalosa, propuso ensayar una ampliación del programa ‘Un día sin auto’ y llevar esa práctica a las horas pico. Serían tres horas diarias, la mitad en la mañana y la mitad en la tarde, en jornadas escogidas, pero solo para ver si funciona.
La idea es avanzar hacia un programa que podría llamarse ‘Todos los días, tres horas sin auto’. Pero para ello, desde luego, Bogotá necesita un sistema de transporte público eficiente, con más y mejores ciclovías. (I)
Datos
La jornada sin automotor comenzó a las 05:00 del pasado jueves y terminó a las 19:30.
El sistema TransMilenio posee 3.405 cicloparqueaderos en estaciones y portales.
Los automotores que solo pueden circular ese día son los conducidos por personas con discapacidad o que trasladan al colectivo, los buses de transporte público, los escolares, los de la caravana presidencial; militares, policías y entidades de seguridad del país, los carros de cuerpo diplomático, los blindados (según su clase), carrozas fúnebres y mensajeros.
La autoridad de tránsito impuso 1.075 sanciones a motos y carros que no acataron la disposición de no sacar los vehículos. Esta infracción equivale a una multa de 368.900 pesos ($ 129). En 2018 se hará la celebración el 1 de febrero. (I)