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Ecuador, 23 de Febrero de 2025
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El Telégrafo

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El arte, escapatoria a los carteles para los jóvenes

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Fernando Rivera (foto), al igual que miles de jóvenes, halló escapatoria a la violencia y las drogas en una Fábrica de Artes y Oficios (FARO) de los barrios desfavorecidos de la capital mexicana. “Es como cuando naufragas y encuentras un lugar donde refugiarte”.

El consumo de droga lo arrastró al joven, de 24 años, a los infiernos y terminó internado en un centro para toxicómanos. Pero ahora estudia Antropología Social y sueña con recorrer el mundo.

Fue FARO de Oriente, fundado hace 18 años con fondos municipales en el límite oriental de Ciudad de México, una de las zonas más pobres y peligrosas, el que le abrió horizontes.

Tras el intimidante bozal que protege su rostro cuando pinta con aerosol se oculta una extensa sonrisa, que emerge mientras recuerda cómo entró hace seis años en un taller de fotoperiodismo.

Desde entonces viajó por México captando con su cámara las costumbres. La fotografía le despertó, explica, el interés por la antropología que lo empujó hasta la universidad. Sin esto “mi vida hubiera sido distinta”.

Santa Martha Acatitla, barrio marginal donde termina la ciudad y comienza el Estado de México, vive olvidada de las autoridades, denuncia Jesús Villaseca, Premio Nacional de Fotoperiodismo que imparte talleres en FARO.

Según el gobierno municipal de 2003, la mitad de las casas del barrio, con una población de 12.600 personas carecía de agua corriente.

La falta de oportunidades, lamenta Villaseca, propicia el crimen organizado. “Aquí estamos en guerra con los carteles para ver quién logra captar a más jóvenes, si con la cultura o con la droga”.

A su alrededor, en una inmensa nave de tipo industrial, un grupo de alumnos dibuja, otro esculpe con materiales reciclados, un tercero ensaya un fragmento musical. (I)

El colectivo FARO salva a chicos de los barrios

“Tenemos un estudio de grabación”, dice Guadalupe Vallejo, de 39 años, que canta hip-hop pese a tener una discapacidad que le dificulta el habla. Sus letras tratan la superación. Fue lo que hizo Alam Yael Bernal cuando, con 11 años, vio morir a su madre por los disparos de un vecino. A sus 23, tras entrar a FARO, está terminando Ciencias Políticas y planea empezar una maestría en Periodismo. Actualmente  abrieron otros tres centros en barrios conflictivos. (I)

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