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Ecuador, 24 de Febrero de 2025
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¿Qué es el año sabático?

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Génesis Castro cumplirá este mes un año desde que hizo la prueba para ingresar a la universidad.

Ella, de 18 años, inició sus estudios de ingeniería civil, en la Escuela Superior Politécnica del Litoral (Espol), pero la carrera no la convenció y desertó.

Paralelamente tenía planes de formar parte de la Armada. Entrenó y tomó cursos, pero una enfermedad en el corazón la hizo desistir.

Génesis decidió que el tiempo que le quedaba lo usaría para perfeccionar sus habilidades en cosmetología e ingresó a un curso. También ayudó a su madre en el negocio de zapatos y hasta hizo de niñera de su sobrina de un año. En mayo volverá a las aulas por otra carrera.

En el país terminar el colegio y  decidir tomar un año sabático,   cuya palabra en hebreo ‘shabbath’ significa descansar o cesar, no es algo frecuente. No obstante, el caso de Génesis es algo que se repite.

El mes pasado se graduaron 140.000 bachilleres en la Costa, según el Ministerio de Educación (MinEduc) y más de 330.000 rindieron  el examen Ser Bachiller. Hoy ellos iniciarán las postulaciones en los portales de 30 universidades públicas, escuelas politécnicas, institutos técnicos y tecnológicos.

Según la psicóloga Rosa Cepeda, del Hospital Teodoro Maldonado Carbo, las pruebas que rinden para lograr un cupo los hace frenarse y replantearse qué harán. “Los jóvenes sin querer se están dando ese espacio (año sabático). Se da de forma accidental. Tomarlo no se hace conscientemente al salir del colegio”.

Ella  indica que el año sabático no es dejar de hacer algo, sino iniciar algo distinto: viajar, hacer voluntariado o emprender.

 “Hay que tener clara la concepción de año sabático. Verlo como una oportunidad para replantearse y hacer un análisis personal del paso que tomará. Hay que hacer una pausa para reflexionar sobre el fin de un período en la vida y experimentar otros campos. En base a ello, tomar una decisión para continuar la universidad. Lo mismo ocurre al salir de ella y en la jubilación”.

Para Jéssica Rodríguez, psicóloga del Instituto de Neurociencias de Guayaquil, las personas que toman el año sabático (asumiendo que es un descanso de 12 a 14 estudios)  verán las responsabilidades futuras como un tema sin importancia.  “Esa actitud hará que el joven piense que lo estudiado fue un sacrificio más y parte de su crecimiento como persona”.

Asimismo, la profesional considera que es necesario tomarse un tiempo. La indecisión para escoger una carrera pasa por no tener la guía necesaria para que sean orientados en su vocación.

Eduardo García, miembro del Departamento de Consejería Estudiantil (DECE) del colegio réplica Aguirre Abad, reconoce que en el país el Programa de Orientación Vocacional Profesional (OVP) es teórico, desde octavo año de básica, pero en la práctica no se da. “Menos del 50% de los colegios lo hacen. Esto lo comprobamos al acudir a la universidad e identificar a jóvenes que no saben lo que desean”.

El OVP se fundamenta en examinar la personalidad, actitudes e intereses que tiene el joven y su realidad socioeconómica.

Fuera del país

Las universidades de Harvard (Estados Unidos)  y Oxford (Reino Unido) recomiendan a los bachilleres tomarse un año.  

“Los chicos se someten a un programa de capacitación, por horas, para conocer las opciones  profesionales y después eligen. Ese tiempo sirve para que tome por unas horas   y dos días a la semana”, expresa García.  

Pero él no recomendaría eso en el país, “porque sería una pérdida de tiempo”.

Guillermo Granja, coordinador  de nivelación de la Ecotec, explica que en la institución antes de ingresar el estudiante rinde tres pruebas: de interés vocacional, inteligencias múltiples y de personalidad. “Ayuda a decidir el perfil de  acuerdo con la carrera elegida”.

Según Granja, el año sabático es más aplicado a los profesores, quienes toman ese tiempo para concentrarse en hacer sus investigaciones para masterados o doctorados. “El 30% de nuestra planta docente (más de 100) cursa un cuarto nivel”.

Sara María Garaicoa, rectora del colegio Delfos, no está de acuerdo con la para. “Cuando uno hace pausas en la vida los procesos de cambios continúan y este es acelerado”.

Para ella el ser bachiller, más que un logro, es un reto, pero asimismo la tentación de estancarse es grande. (I)

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