Las mujeres serían más propensas a desarrollar el mal
El alzhéimer a veces llega antes de los 65 años
La vida de Alice Howland dio un giro cuando una mañana mientras trotaba, como solía hacerlo a diario, olvidó cómo regresar a casa.
Su memoria había empezado a fallar. Dejó de recordar el sabor de su helado favorito y hasta los nombres de sus 3 hijos.
Estos episodios son retratados en la película ‘Siempre Alice’, en la que se cuenta la historia de una profesora de linguística, de 50 años, que es diagnosticada con alzhéimer de inicio temprano.
Su estreno impulsó que se inicie una investigación en Ecuador para identificar el número de casos que sufren este trastorno y que estará a cargo de la Fundación TASE.
Precisamente, en el país casos como el de Alice han llegado hasta el consultorio de la neuróloga Lissette Duque, quien agrega que al mes recibe 100 casos pacientes con demencia. La experta explica que hay 2 tipos de alzhéimer, el de inicio temprano y el tardío.
“El más común es el que se ve en los adultos mayores y que empieza a partir de los 65 años y que no es hereditario, como sí ocurre en el alzhéimer que aparece en personas con 50 años. En el de inicio temprano hay una alteración genética. Los hijos tienen la mitad de probabilidades de heredar el gen”.
Otra de las diferencias entre los 2 tipos de alzhéimer es que en los adultos mayores, los síntomas son más lentos que en aquel que se presenta en edad madura como Alice. En estos casos se afecta con mayor prisa el lenguaje.
¿Quiénes son más propensos a desarrollar la enfermedad? La especialista aseguró que las mujeres siguen siendo el grupo con más casos, debido a la expectativa de vida que tienen en relación a la de los hombres.
Un reciente estudio de la Universidad de Duke comparó a casi 400 hombres y mujeres con deterioro cognitivo leve y determinó que las adultas empeoran el doble de rápido que ellos.
“No es solo que las mujeres viven más. Hay algo más en cuestión de biología, o el ambiente”, dijo la experta Kristina Yaffe, de la Universidad de California.
Para la geriatra Carmen Sucre, el sexo no tiene relación en la presencia de la demencia, sino la comorbilidad: el hombre nunca se deprimió, pero la mujer sí.
“Se conoce que la depresión crónica no tratada produce, con el transcurso del tiempo, demencia. Además, si una persona tiene hipertensión, diabetes, es sedentaria o sufrió un infarto cerebral, estos se convierten en factores para que dupliquen el riesgo de desarrollar alzhéimer”, explica.
En el centro Memory de Guayaquil, que ella dirige, alberga a 6 mujeres y un varón con esta enfermedad de tipo degenerativo.
La necesidad de un acompañante
Desde hace varios años se investiga qué provoca el alzhéimer y su cura. Cada año surgen nuevos estudios e indicios, pero hasta ahora nada concreto.
Hace un par de días fueron presentados resultados de un fármaco que ralentizó el 34% del declive mental de los enfermos, y detuvo el 18% de la pérdida de capacidades. Se trató de un tratamiento experimental del laboratorio Eli Lilly que desaceleró los efectos del alzhéimer.
En Ecuador, según la psiquiatra María Luisa Meneses del Hospital Guayaquil, ya se usan inhibidores, antidepresivos y antisicóticos, según el estado del paciente.
“Cuando llegan acompañados de sus familiares se les indica que debe existir una práctica de amor, la alegría y la acción. El método de la lectura es útil, en especial en voz alta, mientras que la danza activa el cerebelo”.
Dijo que de mayo hasta la actualidad en el área de salud mental del hospital se trataron 14.000 pacientes, de los cuales 1% está relacionado con el alzhéimer.
Duque aclara que la enfermedad no tiene un tratamiento definitivo, lo que se dan son recomendaciones para disminuir el riesgo, como por ejemplo hacer ejercicios físicos, dieta mediterránea, comer pescado, frutas y la estimulación mental constante. “Todavía no hay vacuna para prevenirla, pero estos hábitos de vida sí disminuyen la posibilidad de tenerla”.
El costo para controlar la enfermedad es alto. “El alzhéimer es una enfermedad cara. Solo un medicamento puede costar $ 120. De manera privada, entre fármacos, exámenes de sangre especiales, tomografía, evaluación cognitiva, una persona puede llegar a gastar más de $ 500 al mes”.
Además de la parte médica, Sucre asegura que las terapias psicológicas ayudan a retrasar la progresión de la enfermedad. Quienes padezcan la dolencia deben tener una persona que los supervise o controle, y los mantenga en actividad.
“En la mayoría de los casos los dejan (a los pacientes) con una persona que no los estimula y eso los deteriora más. Esto ocurre porque no trabajan sus neuronas. La estimulación cognitiva es importante”, señala Sucre. (I)