Por cada paciente consumidor de heroína hay más de 100 que beben, indica un especialista consultado
El alcohol, una droga socialmente aceptada que mata a 300 mil latinos al año
En la mayoría de bebidas alcohólicas hay una advertencia con letras muy pequeñas que indica “beber en exceso causa daño a la salud”. También hay una ley que prohíbe la venta de cerveza o vodka a menores de edad. ¿Son suficientes estos detalles para evitar que más jóvenes decidan tomar su primer trago?
La historia de Juan (nombre protegido) quizá lo responda. A los 10 años probó un vaso de cerveza. Aún recuerda su primera borrachera. “Mis compañeros de clase me invitaron a una fiesta que hicieron en la casa y ahí probé. Me hacía sentirme más sociable, pero luego ya no me era suficiente y caí en las drogas”.
Juan hoy recibe terapia en la Unidad de Conductas Adictivas (UCA) del Instituto de Neurociencias. “Me quedé sin amigos, todos se alejaron por lo que estaba haciendo. Llegué un día a quedarme dormido en la calle”.
El psiquiatra José Valdevila asegura que el alcohol sigue siendo el problema más grande de la humanidad. “Por un paciente consumidor de heroína hay más de 100 consumidores de alcohol. Es el cáncer de la psiquiatría que produce el doble de gastos que la esquizofrenia. El alcoholismo te mata”.
En efecto, un informe de la OPS (Organización Panamericana de la Salud) revela que solo en América Latina el alcohol sería el responsable de 300 mil muertes al año. (Ver infografía). Lo preocupante, según la organización, es que este hábito que parece inofensivo y que se propaga en las fiestas podría acabar con la salud de la región.
¿Por qué si el alcohol ha probado ser dañino es la droga más aceptada del mundo? Valdevila agrega que se trata de algo cultural. “Es, para los musulmanes, la marihuana como para nosotros los cristianos el alcohol o los opios para los budistas. Hay que ubicarse en la región geográfica, los latinos en general son consumidores de alcohol, y lo hacen tanto hombres como mujeres”.
El reporte de la OPS establece que los episodios de consumo excesivo de alcohol crecieron en los últimos 5 años de 4,6% a 13,0% entre las mujeres y de 17,9% a 29,4% entre los hombres en América Latina.
La entidad plantea soluciones para la problemática: regular la disponibilidad; restringir la comercialización y aumentar los precios mediante los impuestos.
Un detalle que aporta la organización es que casi el 70% de los países latinos no ponen límites a la publicidad del alcohol en TV o medios impresos. Por ejemplo, las cajetillas de tabaco ya poseen leyendas y fotos alusivas a sus daños, y su publicidad está vetada en los medios.
Esto no ocurre con las bebidas etílicas. Es común ver comerciales en televisión abierta con imágenes de jóvenes ‘pasándola bien’ en medio de una fiesta en la que hay alcohol de por medio; la simbología es clara: tomar alcohol aún es sinónimo de ser sociable y popular.
Para Valdevila ninguna medida restrictiva da resultados. “No he visto un spot que hable mal del alcohol. El Estado pone multas e impuesto altos, pero eso no disminuye el consumo. No hay una novela en la que en más de 10 minutos alguien no descorche una cerveza. No es que prohíba que fabriquen cerveza, pero no puedes darle propaganda a la bebida, porque es dañina”.
El ginecólogo y oncólogo Francisco Plaza indica que una medida válida es obligar a las empresas dedicadas a producir alcohol a incluir imágenes de alerta, en las que se advierta sobre los problemas de salud relacionados con el consumo. “Se puede hacer lo mismo que con los cigarrillos, que en sus etiquetas lleven información sobre las consecuencias en el organismo”.
Daños que pocos miden
¿Qué ocurre cuando se toma un vaso de cerveza? ¿Cómo responde el cerebro? El neurocirujano Carlos Llumiguano explica que cuanto más pronto inicia el consumo de alcohol —cuando todavía no hay una maduración adecuada de la parte cognitiva y funcional del cerebro—, los efectos son más severos. “Esto es porque el sistema se madura entre los 20 y 22 años, por lo que si un niño inicia a los 13 o 14 años, en el futuro puede convertirse en drogadicto, psicópata, esquizofrénico, porque hay una alteración importante”.
Llumiguano señala que el alcohol es un neuroestimulante. Debido a esto, cuando una persona se toma de 2 a 3 vasos se siente relajado, alegre y extrovertido.
Posteriormente, cuando el consumo es exagerado se genera una neurodepresión. Explica que entre los daños que sufren están las alteraciones en el aspecto cognitivo y del sistema nervioso.
“Se van a producir enfermedades crónicas y degenerativas, por ejemplo, las neuropatías ópticas por consumo crónico de alcohol, temblores, secuelas neurológicas y, en algunos casos, no pueden caminar bien”.
Martha García, líder de la Unidad de Cuidados Intensivos Neonatales del Hospital Guayaquil, señala que entre los daños más frecuentes que se presentan en las mujeres están los problemas al hígado, ansiedad, y repercusiones a nivel cardíaco como taquicardia.
La experta explica que cuando una mujer consumen alcohol durante el embarazo, esto producirá que su bebe tenga una restricción en el crecimiento.
El bebé podría no tener un desarrollo pleno, e incluso sufriría del síndrome de abstinencia, porque durante la gestación el niño recibió su dosis de alcohol y esto hará que tenga problemas neurológicos.
Un estudio realizado por la Escuela de Ciencias Biomédicas de la Universidad de Queensland (Australia) halló que el consumo de alcohol durante el embarazo aumenta el riesgo de diabetes tipo 2 y obesidad en el bebé.
La antesala de las drogas
Varias son las razones que llevan a los adolescentes a probar un vaso de cerveza, tequila o ron. Según Valdevila, hay diferentes factores que inciden en el primer trago. Por ejemplo, están los asertivos, que consisten en que el individuo intenta ser más ‘aceptado’; el sintomático, cuando se trata de aliviar un síntoma psicológico como la depresión; el constitucional, cuando tiene toda la carga genética, es decir, cuando se es, por ejemplo, bisnieto de un alcohólico; y, finalmente, la cultural que es la socialmente es aceptada.
“En el medio familiar es donde aprendes a consumir alcohol, porque es lo que nos acompaña en la fiesta y ahí empieza el consumo”. Luego, un joven se ‘relaciona’ con el alcohol fuera de los parámetros aceptados socialmente. Pronto el beneficio que le producía se aleja y busca algo más rápido y fuerte para obtener ese placer o tranquilidad, que piensa le otorga el alcohol. Cuando no encuentra este factor, un joven fácilmente podría mudarse a las drogas. “Por eso el alcohol y la marihuana son consideradas drogas blandas”, dice.
Tanto Valdevila como Llumiguano concuerdan en que las drogas no llegan sin pisar el terreno del alcohol. Esto le ocurrió a Juan, quien hoy lucha por salir de sus adicciones. De ahí la importancia de prevenir que los chicos tomen aquel primer trago en la casa o en la calle. Ahora, según Valdevila, el consumo inicia a los 12 años, hace una década era a los 17 años. Un factor de riesgo para pensar entre médicos, padres y autoridades. (I)